PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 1984 ~ Lunes
25 de Marzo de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
LUNES SANTO. ¿Qué hizo hoy Jesús? Jesús ha dormido en el
pueblo de Betania, en la casa de Lázaro, Marta y María, sus mejores amigos. A
media mañana sube andando a Jerusalén, que está a unos cuatro kilómetros. En el
camino, como es la hora de comer tiene hambre. Se acerca a una frondosa
higuera, llena de hojas, pero en la que
no hay higos, entonces la secó por no tener frutos. Al llegar a Jerusalén, va
al templo y lo encuentra lleno de comerciantes haciendo negocios y los echa a
latigazos, pidiéndonos que tratemos con respeto a Dios y a las cosas de Dios.
Por la tarde pasa por el monte de los olivos, donde estuvo haciendo un rato de
oración, y vuelve a pie a Betania.
A lo mejor Dios tampoco encuentra en ti los frutos que Él
esperaba. Pídele perdón. ¿Tratas con respeto a Dios y a sus cosas? ¿Cómo te
comportas en Misa, en el Oratorio, o en la Iglesia? ¿Haces con cariño las genuflexiones?
Cuando oyes blasfemias, ¿pides perdón a Dios interiormente?
Fíjate como Jesús dedicaba todos los días a hacer un rato
de oración como tú ahora. No lo dejes ningún día, aunque sea unos pocos
minutos.
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Seis días antes de la Pascua, Jesús se fue a Betania,
donde estaba Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos. Le
dieron allí una cena. Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban con Él a
la mesa.
Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo
puro, muy caro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. Y la casa
se llenó del olor del perfume. Dice Judas Iscariote, uno de los discípulos, el
que lo había de entregar: «¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos
denarios y se ha dado a los pobres?». Pero no decía esto porque le preocuparan
los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía la bolsa, se llevaba lo que
echaban en ella. Jesús dijo: «Déjala, que lo guarde para el día de mi
sepultura. Porque pobres siempre tendréis con vosotros; pero a mí no siempre me
tendréis».
Gran número de judíos supieron que Jesús estaba allí y
fueron, no sólo por Jesús, sino también por ver a Lázaro, a quien había
resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes decidieron dar muerte
también a Lázaro, porque a causa de él muchos judíos se les iban y creían en
Jesús.
(Jn 12,1-11)
Comentario
Hoy, en el Evangelio, se nos resumen dos actitudes sobre
Dios, Jesucristo y la vida misma. Ante la unción que hace María a su Señor, Judas
protesta: «Dice Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que lo había de
entregar: ‘¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios y se
ha dado a los pobres?’» (Jn 12,4-5). Lo que dice no es ninguna barbaridad,
ligaba con la doctrina de Jesús. Pero es muy fácil protestar ante lo que hacen
los otros, aunque no se tengan segundas intenciones como en el caso de Judas.
Cualquier protesta ha de ser un acto de responsabilidad:
con la protesta nos hemos de plantear cómo lo haríamos nosotros, qué estamos
dispuestos a hacer nosotros. Si no, la protesta puede ser sólo —como en este
caso— la queja de los que actúan mal ante los que miran de hacer las cosas tan
bien como pueden.
María unge los pies de Jesús y los seca con sus cabellos,
porque cree que es lo que debe hacer. Es una acción tintada de espléndida
magnanimidad: lo hizo «tomando una libra de perfume de nardo puro, muy caro»
(Jn 12,3). Es un acto de amor y, como todo acto de amor, difícil de entender
por aquellos que no lo comparten. Creo que, a partir de aquel momento, María
entendió lo que siglos más tarde escribiría san Agustín: «Quizá en esta tierra
los pies del Señor todavía están necesitados. Pues, ¿de quién, fuera de sus
miembros, dijo: ‘Todo lo que hagáis a uno de estos pequeños... me lo hacéis a
mí? Vosotros gastáis aquello que os sobra, pero habéis hecho lo que es de
agradecer para mis pies’».
La protesta de Judas no tiene ninguna utilidad, sólo le
lleva a la traición. La acción de María la lleva a amar más a su Señor y, como
consecuencia, a amar más a los “pies” de Cristo que hay en este mundo.
Rev. D. Jordi POU i Sabater (Sant Jordi Desvalls,
Girona, España)
Santoral Católico:
La Anunciación del Ángel
a la
Virgen María
En el primer capítulo del Evangelio de San Lucas leemos:
«Al sexto mes fue
enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a
una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre
de la virgen era María»
La palabra
"ángel" significa un mensajero, un mensajero de Dios. Gabriel: El que trae buenas noticias, de
parte de Dios.
Una virgen es
en la Santa Biblia una mujer que no ha cometido impurezas. En el mundo hay
muchas mujeres vírgenes, pero una es más pura y más santa que las demás y la
llamamos "Santísima Virgen". Es la madre de Jesús.
Comprometida en
matrimonio (desposada): Unos meses antes de casarse, los novios firmaban un
compromiso de matrimonio, para que el esposo pudiera dedicarse tranquilamente a
preparar todo lo necesario para su próximo hogar, sin peligro de que después la
prometida ya no se casara con él. Desposada a un hombre llamado José.
En Israel era muy estimado el nombre de María. Así se
llamaba la hermana de Moisés, y en tiempos de Jesús este nombre era tan
popular, que las tres mujeres que estuvieron presentes en el Calvario, todas
tenían el nombre de María. Las tres
Marías.
María es un nombre que significaba "Señora" o
"Princesa", pero varios autores dicen que en Egipto el nombre de
María proviene de dos palabras: "Mar": la hija preferida, e
"ia": abreviatura de IAVEH: Dios. Por lo cual el nombre de María
significa: La hija preferida de Dios.
Y en verdad que sí corresponde muy bien este significado a lo que en realidad
ha llegado a ser la Madre de Jesús: la hija que más quiere Dios.
«Y entrando, le
dijo: «Salve, llena de gracia, el Señor está contigo.»
Salve: En
hebreo, Shalon Jalai, o sea: ¡Yo te saludo. Te felicito. Alégrate! Cada vez que
rezamos el Avemaría saludamos a la Virgen con el mismo saludo con el que la
saludó el ángel en el día más feliz de su vida, en el día de la Anunciación,
cuando ella empezó a ser Madre de Dios. Podremos decir que no hemos saludado al
Presidente o al Papa, pero sí hemos saludado muchas veces a la Virgen Santa con
el saludo que a Ella más le agrada, el que le compuso el mismo Dios en persona.
Llena de gracia:
La mujer que más gracias o favores ha recibido de Dios. Llena de gracia quiere
decir: la muy simpática para Dios. Si Ella hubiera tenido algún pecado, ya no
habría sido totalmente simpática para Nuestro Señor. Pero Ella no tuvo ni la
más mínima mancha de pecado.
El Señor está
contigo: Los israelitas cuando querían animar a una persona y asegurarle
que le iban a suceder cosas maravillosas le decían: "El Señor está
contigo". Es que "si Dios está con nosotros, ¿quién podrá contra
nosotros?". Cada vez que rezamos el Avemaría felicitamos a la Virgen por
esta bella noticia: ¡El Señor está siempre contigo! ¡Y ojalá que esté siempre
también con cada uno de nosotros!
«Ella se conturbó
por estas palabras, y preguntaba qué significaría aquel saludo. El ángel le
dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios»
No temas: Es
una frase que en la Santa Biblia se repite muchas veces, dirigida hacia las
personas que Dios elige para sus grandes obras. ¡No temas, porque Dios va
contigo y te ayudará en todo. ¡No temas!
«has hallado gracia
delante de Dios» Maravilloso elogio. Ojalá se pudiera decir también de cada
uno de nosotros.
«vas a concebir en
el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.» El
nombre Jesús significa: el que salva de los pecados. Porque Él ha venido a
salvarnos a los pecadores y a pagar nuestras deudas ante Dios.
«Él será grande y
será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su
padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin»
Bellísimas noticias acerca de Jesús, que conviene recordar y no olvidar jamás.
«María respondió al
ángel: '¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón? El ángel le respondió:
'El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su
sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios... Dijo María: 'He aquí
la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.' Y el ángel dejándola se
fue»
Y en aquel momento el Hijo de Dios se encarnó y se hizo
hombre en el vientre Santísimo de la Virgen María. Día grande y mil veces
bendito en el que Dios se vino a vivir entre nosotros. En 9 meses será Navidad,
el día del Nacimiento de Jesús.
¡Gracias Señor te damos por haber asumir nuestra
humanidad para salvarnos!
Tanto amó Dios al
mundo que le dió a su propio Hijo para que el mundo se salve por medio de Él.
(Evangelio de San Juan).
Fuente: EWTN
¡Buenos días!
Los buenos modales
La cortesía es
como la crema de la caridad: su manifestación más agradable. Y se manifiesta en
las diversas situaciones de la convivencia humana. Es un código que responde a
la regla de oro “no hagas a otro lo que no quieres que te hagan a ti”. Aquí te
presento unas simples sugerencias, pero su conjunto es un cúmulo de delicadas
atenciones.
Trata de saber escuchar. Trata de cuidar la
puntualidad. Trata de agradar y ser gentil al hablar. Intenta no discutir,
sencillamente, opina. Intenta estar siempre dispuesto a sonreír. Intenta ser
jovial, voluntarioso y dinámico. Proponte guardar tus propias dificultades.
Decídete pedir siempre “Por favor" y no olvidar el 'Gracias'. Trata de
prometer sólo cuando estás seguro de poder cumplir.
Estas líneas de
elemental cortesía te darán un aura de distinción y serás siempre bien
recibido, porque la gente se siente cómoda con quien es sociable, atento y
delicado en su trato. Te auguro pases una agradable jornada con tus familiares
y amigos.
Padre Natalio
La frase de hoy
“¿Sabías que eres una persona muy especial?...
Lo dicen tres clavos, una corona desgarradora y un
madero;
donde la sangre y el amor se derramaron por ti”
Tema del día:
“No os dejéis robar la
esperanza”
VATICANO, 24 Mar. 13 / 10:21 am (ACI/EWTN Noticias).-
En su homilía al celebrar su primera Misa de Domingo de Ramos como Obispo de Roma, ante la multitud reunida en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco pidió a los fieles a mantener siempre la alegría, y los exhortó a no dejarse robar la esperanza “que nos da Jesús”.
En su homilía al celebrar su primera Misa de Domingo de Ramos como Obispo de Roma, ante la multitud reunida en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco pidió a los fieles a mantener siempre la alegría, y los exhortó a no dejarse robar la esperanza “que nos da Jesús”.
El Santo Padre recordó que al ingresar a Jerusalén, Jesús
fue recibido por la muchedumbre de discípulos que “lo acompañan festivamente,
se extienden los mantos ante él, se habla de los prodigios que ha hecho, se
eleva un grito de alabanza: ‘¡Bendito el que viene como rey, en nombre del
Señor! Paz en el cielo y gloria en lo alto’”.
“Se respira un clima de alegría. Jesús ha despertado en
el corazón tantas esperanzas, sobre todo entre la gente humilde, simple, pobre,
olvidada, esa que no cuenta a los ojos del mundo”.
Jesús, indicó el Santo Padre, “ha sabido comprender las
miserias humanas, ha mostrado el rostro de misericordia de Dios y se ha
inclinado para curar el cuerpo y el alma”.
La escena del ingreso a Jerusalén, dijo el Papa, es una
bella escena, llena de luz –la luz del amor de Jesús, de su corazón–, de
alegría, de fiesta”.
Señalando la participación con alegría de los fieles esta
mañana, en la que acogieron al Señor como “faro luminoso de nuestra vida”, así
como “nuestro amigo, nuestro hermano”, el Papa exhortó a que no seáis nunca
hombres y mujeres tristes: un cristiano jamás puede serlo”.
“Nunca os dejéis vencer por el desánimo. Nuestra alegría
no es algo que nace de tener tantas cosas, sino de haber encontrado a una
persona, Jesús; que está entre nosotros”.
El Papa señaló que “en este momento viene el enemigo,
viene el diablo, tantas veces disfrazado de ángel, e insidiosamente nos dice su
palabra. No le escuchéis”. “Nosotros acompañamos, seguimos a Jesús, pero sobre
todo sabemos que él nos acompaña y nos carga sobre sus hombros: en esto reside
nuestra alegría, la esperanza que hemos de llevar en este mundo nuestro”.
“Y, por favor, ¡no os dejéis robar la esperanza!, ¡no
dejéis robar la esperanza! Esa que nos da Jesús”, pidió el Santo Padre.
El Santo Padre recordó que “Jesús no entra en la Ciudad
Santa para recibir los honores reservados a los reyes de la tierra, a quien
tiene poder, a quien domina; entra para ser azotado, insultado y ultrajado,
como anuncia Isaías”.
“Jesús entra en Jerusalén para morir en la cruz. Y es
precisamente aquí donde resplandece su ser rey según Dios: su trono regio es el
madero de la cruz”.
El Papa recordó que Benedicto XVI dijo a los Cardenales
que “sois príncipes, pero de un rey crucificado. Ese es trono de Jesús”.
“Jesús toma sobre sí el mal, la suciedad, el pecado del
mundo, también el nuestro, el de todos nosotros, y lo lava, lo lava con su
sangre, con la misericordia, con el amor de Dios”.
“Miremos a nuestro alrededor: ¡cuántas heridas inflige el
mal a la humanidad! Guerras, violencias, conflictos económicos que se abaten
sobre los más débiles, la sed de dinero, que nadie puede llevárselo consigo, lo
debe dejar”.
Estos pecados incluyen, señaló el Papa, el “amor al
dinero, al poder, la corrupción, las divisiones, los crímenes contra la vida
humana y contra la creación. Y también –cada uno lo sabe y lo conoce– nuestros
pecados personales: las faltas de amor y de respeto a Dios, al prójimo y a toda
la creación”.
“Y Jesús en la cruz siente todo el peso del mal, y con la
fuerza del amor de Dios lo vence, lo derrota en su resurrección”.
Por ello la cruz de Cristo, señaló el Papa, “nunca
conduce a la tristeza, sino a la alegría, a la alegría de ser salvados y de
hacer un poquito eso que ha hecho Él, aquel día de su muerte”.
El Papa también se dirigió a la multitud de jóvenes que
asistieron a la Misa en la Plaza de San Pedro, a quienes dijo que “os he visto
en la procesión cuando entraba; os imagino haciendo fiesta en torno a Jesús,
agitando ramos de olivo; os imagino mientras aclamáis su nombre y expresáis la
alegría de estar con Él”.
“Vosotros tenéis una parte importante en la celebración
de la fe. Nos traéis la alegría de la fe y nos decís que tenemos que vivir la
fe con un corazón joven, siempre: un corazón joven incluso a los setenta,
ochenta años”.
Este corazón, aseguró Francisco, con Cristo “nunca
envejece”.
“Pero todos sabemos, y vosotros lo sabéis bien, que el
Rey a quien seguimos y nos acompaña es un Rey muy especial: es un Rey que ama
hasta la cruz y que nos enseña a servir, a amar. Y vosotros no os avergonzáis
de su cruz”.
Los jóvenes, dijo, “lleváis la cruz peregrina a través de
todos los continentes, por las vías del mundo. La lleváis respondiendo a la
invitación de Jesús: ‘Id y haced discípulos de todos los pueblos’, que es el
tema de la Jornada Mundial de la Juventud de este año”.
El Papa Francisco aseguró a los jóvenes que “también yo
me pongo en camino con vosotros, desde hoy, sobre las huellas del beato Juan
Pablo II y Benedicto XVI”.
“Aguardo con alegría el próximo mes de julio, en Río de
Janeiro. Os doy cita en aquella gran ciudad de Brasil”.
Francisco aseguró que “los jóvenes deben decir al mundo:
Es bueno seguir a Jesús; es bueno ir con Jesús; es bueno el mensaje de Jesús;
es bueno salir de uno mismo, a las periferias del mundo y de la existencia,
para llevar a Jesús”.
“Pidamos la intercesión de la Virgen María. Ella nos
enseña el gozo del encuentro con Cristo, el amor con el que debemos mirarlo al
pie de la cruz, el entusiasmo del corazón joven con el que hemos de seguirlo en
esta Semana Santa y durante toda nuestra vida. Que así sea”, concluyó.
Meditación breve
¿Qué cosas en mí
me alejan de Dios y cuáles me ayudan a permanecer en él?
La constancia es
la virtud que nos conduce a hacer lo necesario para llevar a cabo una decisión
hasta alcanzar las metas, aunque surjan dificultades externas o internas y
disminuya la motivación personal a través del tiempo transcurrido. Hay que
sustentar el trabajo en una fuerza de voluntad sólida que nos lleve a un
esfuerzo sostenido para pasar a la acción y vencer las dificultades y a
nosotros mismos.
Vivir la
constancia significa… adquirir desafíos concretos y cumplirlos; hacer lo que se
debe y cuando se debe; no decir “podría” y “me gustaría”, sino “puedo y lo
lograré”; no desalentarse ante las dificultades y saber esperar pacientemente.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa
Iglesia Católica; por el Papa Francisco,
los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que
componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que
seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el
Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos
motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los
presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la
unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las
vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por Zonia G., que vive en Guayaquil,
Ecuador, y en estos días será operada de unos nódulos en pulmón izquierdo. Que
Jesús, por los méritos de su Pasión, le conceda la gracia de que todo resulte
favorable y tenga una pronta recuperación.
Pedimos oración por Flor M., de Bogotá, Colombia, con un
tumor en dos vértebras de su columna, a la que le han realizado una biopsia
y se aguardan los resultados para dentro de unos días. Que el Señor Jesús,
ponga sus manos sobre ella y permita que todo tenga una buena curación.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y
enviarlos a pequesemillitas@gmail.com
y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan
sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se
reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el
correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados.
Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.
“Intimidad Divina”
Hacia Betania
La mansedumbre de Cristo hacia los hombres pecadores, a
los que compadece y cuyas culpas se apronta a expiar, se transforma en
fortaleza al cumplir su misión, al proclamar la verdad y la justicia hasta la
muerte: “no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra”.
Jesús trabaja por el advenimiento del reino del Padre, por afirmar los derechos
de Dios sobre los hombres, por restablecer a los hombres en la justicia y en la
santidad. En esta tarea no se rinde; su misma muerte será el supremo acto de
fortaleza en el cumplimiento de la obra que el Padre le confió. Y porque la
fortaleza de Cristo es divina, no será vencida ni siquiera por la muerte, antes
al contrario: Cristo vencerá a la muerte para dar a los hombres la vida. Jesús
es verdaderamente el “Siervo del Señor” preconizado por Isaías… En Cristo
crucificado el cristiano encuentra, junto con el remedio de los propios
pecados, el refugio en las dificultades de la vida y la fuerza para llevar la
cruz.
Antes de adentrarse en lo más denso del misterio de la
Pasión, la Liturgia presenta una escena delicada y suave. “Seis días antes de
la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de
entre los muertos” (Jn 12, 1-11). El banquete en la casa hospitalario, ofrecido
por los amigos fieles al abrirse la semana que verá la muerte del Señor, tiene
todo el aspecto de un último adiós, y como si fuera un anticipo de todo cuanto
está por acaecer. Esto aparece de un modo particular en el gesto cariñoso de
María, quien, sin pasársele por las mientes la idea de un derroche, unge los
pies de Jesús con “una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso”. Es el
último homenaje de un corazón fiel que parece querer compensar al Maestro de la
traición que le espera, y es, al mismo tiempo, un presagio de su muerte; según
el uso hebreo, de hecho, sólo se ungían los pies a los cadáveres. Por otra
parte, en la presencia de Lázaro, el amigo a quien Jesús había resucitado, se
halla también un presagio de la resurrección.
Pero en el delicado episodio no faltan las sombras
oscuras de la crítica malévola, preludio de la traición. “¿Poor qué no se ha
vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres?” La
preocupación por los pobres es un pretexto en boca de Judas, que “era un
ladrón; y como tenía la bolsa llevaba lo que iban echando” (Jn 12, 5-6). Es la
actitud de tantos que se escandalizan frente a valores consumados únicamente
por amor a Dios. A sus ojos, la oración, la adoración, y más aún las vidas
humanas gastadas en el amor y en la alabanza de Dios son un derroche inútil; el
tiempo, el dinero, la vida misma sólo se emplean bien cuando se emplean
directamente en servicio de los hombres. Y se olvidan de que si el interés por
los pobres es un gran deber, por nadie más inculcado que por el mismo Cristo,
el amor y el culto a Dios son deberes todavía mayores. Por lo demás, los pobres
no sólo tienen necesidad de pan, sino también de quien consumándose en la
oración, sostenga su fe y les recuerde que poco vale el bienestar material, si
el hombre no busca a Dios por encima de todo.
Dios mío, en esta
tarde… de amor y de dolor, dulce porque tú estás presente, y dolorosa porque
tan cerca estás de morir y de padecer… María derrama perfumes sobre tus pies y
sobre tu cabeza… esparciendo perfumes y rompiendo el vaso, ella pone a tus pies
y te da todo su ser, cuerpo y alma, corazón e inteligencia: te da todo lo que
es… esparce el perfume y rompe el vaso… No se reserva nada, se da toda, da todo
lo que es y todo lo que tiene… ¡Oh Jesús!, quiero darme a ti como aquella santa
mujer se te dio a sí misma, sin conservar nada de sí ni para sí… “Heme aquí,
vengo a hacer tu voluntad”. Haz, ¡oh Señor!, que mi don sea completo, que me dé
a ti todo yo mismo y todo lo que me pertenece: el perfume y el vaso, el alma y
el cuerpo, ¡todo! (C de Foucauld)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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