PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 2055 ~ Lunes
10 de Junio de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Recordando las enseñanzas del Evangelio de ayer domingo,
pensemos que en aquella época, la mujer viuda padecía uno de los mayores
desamparos. Pero en este episodio, una viuda llevaba a enterrar a su hijo
único, y así perdía lo único que le quedaba en este mundo.
Esta viuda nos representa a todos y todo lo que puede
sufrir un ser humano, el peor dolor, la angustia más honda de quien no ve
horizonte alguno en su vida luego de la partida del ser más querido del mundo.
Ahora como ayer, sigue apareciendo Jesús y con su
presencia compasiva y poderosa, nos ordena: Yo te lo mando, levántate;
levántate de tu desilusión, de tu pesimismo, de tu desesperanza, de tu fracaso,
de tus pecados… Yo te lo mando, levántate.
Jesús ha sido y sigue siendo el instrumento del Padre
Dios, que busca el bien de sus hijos.
El Domingo
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, viendo la muchedumbre, subió al monte,
se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba
diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino
de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la
tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán
saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán
misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a
Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados
hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque
de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien,
y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi
causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los
cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros».
(Mt 5,1-12)
Comentario
Hoy, con la proclamación de las Bienaventuranzas, Jesús
nos hace notar que a menudo somos unos desmemoriados y actuamos como los niños,
pues el juego nos hace perder el recuerdo. Jesús temía que la gran cantidad de
“buenas noticias” que nos ha comunicado —es decir, de palabras, gestos y
silencios— se diluyera en nuestros pecados y preocupaciones. ¿Recordáis, en la
parábola del sembrador, la imagen del grano de trigo ahogado en las espinas?
Por eso san Mateo engarza las Bienaventuranzas como unos principios
fundamentales, para que no las olvidemos nunca. Son un compendio de la Nueva
Ley presentada por Jesús, como unos puntos básicos que nos ayudan a vivir
cristianamente.
Las Bienaventuranzas están destinadas a todo el mundo. El
Maestro no sólo enseña a los discípulos que le rodean, ni excluye a ninguna
clase de personas, sino que presenta un mensaje universal. Ahora bien,
puntualiza las disposiciones que debemos tener y la conducta moral que nos
pide. Aunque la salvación definitiva no se da en este mundo, sino en el otro,
mientras vivimos en la tierra debemos cambiar de mentalidad y transformar
nuestra valoración de las cosas. Debemos acostumbrarnos a ver el rostro del
Cristo que llora en los que lloran, en los que quieren vivir desprendidos de
palabra y de hechos, en los mansos de corazón, en los que fomentan las ansias
de santidad, en los que han tomado una “determinada determinación”, como decía
santa Teresa de Jesús, para ser sembradores de paz y alegría.
Las Bienaventuranzas son el perfume del Señor
participando en la historia humana. También en la tuya y en la mía. Los dos
últimos versículos incorporan la presencia de la Cruz, ya que invitan a la
alegría cuando las cosas se ponen feas humanamente hablando por causa de Jesús
y del Evangelio. Y es que, cuando la coherencia de la vida cristiana sea firme,
entonces, fácilmente vendrá la persecución de mil maneras distintas, entre
dificultades y contrariedades inesperadas. El texto de san Mateo es rotundo:
entonces «alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los
cielos» (Mt 5,12).
Rev. D. Àngel CALDAS i Bosch (Salt, Girona, España)
Santoral Católico:
Beato Juan Dominici
Arzobispo
Juan Bianchini, llamado Domínici probablemente por el
nombre de su padre, nació alrededor del año 1355 en Florencia.
A los diecisiete años abrazó la Orden de Predicadores
(Dominicos) en el convento de Santa María Novella. Favoreció muchísimo la
reforma emprendida en 1343 por Raimundo de Capua después de la peste negra y la
estableció en muchos conventos de manera que vino a ser el primer restaurador
de la observancia regular en Italia.
En el año 1395 con algunos discípulos de santa Catalina
de Siena a quién honraba con gran, veneración, fundó en Venecia el monasterio
del Corpus Christi para las monjas dominicas.
Su apostolado se interrumpió súbitamente en 1399 por
orden de los magistrados, cuyo entredicho había descuidado; cuando fue
expulsado durante cinco años. Se dirigió a Florencia donde se entregó
totalmente a la predicación con gran celo de las almas y gran elocuencia,
aunque para ello debió vencer una tartamudez congénita. En 1406 fundó el
convento de Santo Domingo de Fiésole, bastión de la reforma y fragua de santos.
Preocupado por los problemas en la fe y costumbres
suscitados por el humanismo de su tiempo compuso diversas obras, entre ellas la
obra Lúcula noctis (Lucecilla de la
noche) que expone los fundamentos de la educación cristiana.
Enviado a Roma como delegado en el año de 1406 por los
florentinos para tratar sobre el cisma, se ganó la confianza de Gregorio XII,
recién elegido papa, que hizo de Juan su consejero y lo nombró en 1408
arzobispo de Ragusa (Dubrovnik, Croacia) con el título de San Sixto.
Se mostró prudente y fiel incluso en los tiempos
calamitosos del cisma en el concilio de Constanza. Igualmente favorecido con la
confianza del nuevo papa Martín V, fue enviado corno legado a Bohemia y a
Hungría a combatir la herejía de Juan Huss.
Estando en estas negociaciones murió en Buda el 10 de
junio de 1419. Sus reliquias se perdieron cuando en 1541 fue destruida la
iglesia de los Eremitas de S. Pablo donde estaban.
Fue beatificado por Gregorio XVI al confirmar su culto el
9 de abril de 1832.
Fuente: Catholic.net
¡Buenos días!
Ser más sanos
El egoísmo
atrofia al hombre, que sólo en la donación generosa a los demás encuentra su
madurez y plenitud. Si te preocupas demasiado por ti mismo y tu propio entorno,
si vives para acumular dinero y comodidades, no te quedará tiempo para los
demás. Si no vives para los demás, la vida carecerá de sentido para ti, porque
la vida sin amor no vale nada.
Padecemos una especie de subdesarrollo
emocional que nos impulsa a ciertas conductas autodestructivas, tanto en
nuestra vida pública como privada. Nos urge encontrar un camino que nos permita
hallar una manera de ser más sanos, y ese camino está íntimamente relacionado
con el amor y la espiritualidad. El amor es el mejor símbolo de la salud del
hombre, es todo lo opuesto a la agresión, al miedo y a la paranoia, que a su
vez representan la patología que nos desune. (Claudio Naranjo).
La regla de oro
de las grandes religiones es el amor al prójimo. En el libro de Tobías el
anciano ciego, sintiéndose cercano a la muerte, dio preciosos consejos a su
hijo. Entre ellos se destaca: “Haz a los demás lo que te agrada que hagan a
ti”. Norma fundamental y obvia. Su observancia te dará pacíficas y muy gratas
relaciones con tus semejantes.
Padre Natalio
La frase de hoy
“Dios es Padre, Dios es bueno
y bueno es todo lo que Él hace”
Tema del día:
¿Quieres ser feliz?
Hay quien piense que para ser feliz basta con ser Bill
Gates o Carlos Slim, o quizás llamarse como un artista famoso. Sin embargo, ser
feliz no es nada fácil. Parece mentira, pero es así. Ahora bien, todo depende
de uno mismo.
Cuenta la leyenda que un hombre oyó decir que la
felicidad era un tesoro. A partir de aquel instante comenzó a buscarla.
Primero se aventuró por el placer y por todo lo sensual,
luego por el poder y la riqueza, después por la fama y la gloria, y así fue
recorriendo el mundo del orgullo, del saber, de los viajes, del trabajo, del
ocio y de todo cuanto estaba al alcance de su mano.
En un recodo del camino vio un letrero que decía:
"Le quedan dos meses de vida."
Aquel hombre, cansado y desgastado por los sinsabores de
la vida, sin haber logrado encontrar la felicidad, se dijo: "Estos dos
meses los dedicaré a compartir todo lo que tengo de experiencia, de saber y de
vida con las personas que me rodean."
Y aquel buscador infatigable de la felicidad, sólo al
final de sus días encontró que, dentro de sí mismo, en su interior, en lo que
podía compartir, en el tiempo que dedicaba a los demás, en la renuncia que
hacía de sí mismo por servir, estaba el tesoro que tanto había deseado.
Comprendió que para ser feliz se necesita amar; aceptar
la vida como viene; disfrutar de lo pequeño y de lo grande; conocerse a sí
mismo y aceptarse así como uno es; sentirse querido y valorado, pero también
querer y valorar; tener razones para vivir y esperar... y también razones para
morir y descansar.
Entendió que la felicidad brota en el corazón, con el
rocío del cariño, la ternura y la comprensión. Que son instantes y momentos de
plenitud y bienestar; que la felicidad está unida y ligada a la forma de ver a
la gente y de relacionarse con ella; que siempre está de salida y que para
tenerla hay que gozar de paz interior.
Finalmente descubrió que cada edad tiene su propia medida
de felicidad y que sólo Dios es la fuente suprema de la alegría, por ser Dios
amor, bondad, reconciliación, perdón y donación total. Y en su mente recordó
aquella sentencia que dice: "¡Cuánto gozamos con lo poco que tenemos, y
cuánto sufrimos por lo mucho que anhelamos!"
Ser feliz, es una actitud.
Todos conocemos las bienaventuranzas, esas palabras tan
hermosas que nos dijo Jesús en el Sermón de la Montaña (Evangelio de hoy). Sin
embargo, no todos conocemos y practicamos las Bienaventuranzas del Siglo XXI:
• Felices los que
saben reírse de sí mismos, porque nunca terminarán de divertirse.
• Felices los que
saben distinguir una montaña de una piedra, porque evitarán muchos
inconvenientes.
• Felices los que
saben descansar y dormir sin buscar excusas, porque llegarán a ser sabios.
• Felices los que
saben escuchar y callar, porque aprenderán cosas nuevas.
• Felices los que
son suficientemente inteligentes como para no tomarse en serio, porque serán
apreciados por quienes los rodean.
• Felices los que
están atentos a las necesidades de los demás sin sentirse indispensables,
porque serán portadores de alegría.
• Felices los que
saben mirar con seriedad las pequeñas cosas y con tranquilidad las cosas
grandes, porque irán lejos en la vida.
• Felices los que
saben apreciar una sonrisa y olvidar un desprecio, porque su camino estará
pleno de sol.
• Felices los que
piensan antes de actuar y rezan antes de pensar, porque no se turbarán en lo
imprevisible.
• Felices los que
saben callar y ojala sonreír cuando se les quita la palabra, se los contradice
o cuando les pisan los pies, porque el amor comienza a penetrar en su corazón.
• Felices los que
son capaces de interpretar con benevolencia las actitudes de los demás, porque
conocen el valor de la caridad.
• Felices los que
saben reconocer al Señor en todo lo que encuentran, porque habrán hallado la paz
y la verdadera sabiduría.
Si tienes fe en Dios, asume el compromiso de ser cada día
más bueno, más humilde, más justo, y podrás cumplir todos los compromisos
adquiridos. Él te apoyará y nunca estarás solo, y serás feliz en esta tierra, y
lo que es mejor, en la vida eterna.
Autor: Juan Rafael Pacheco
Fuente: Catholic.net
Imagen: Google
Junio, mes del Corazón de
Jesús
Día 10: La murmuración
Toma la vida de Jesús y léela a fondo: no verás en Él una
palabra de murmuración. El Sagrado Corazón es siempre Él mismo: tiene una
palabra dulce para los justos y los pecadores, una palabra de ternura para sus
traidores, una palabra de perdón para los que le crucifican. Sobre todos
extiende el manto benigno de la caridad. Por eso odia tanto la murmuración y
establece una regla especial: "No juzguéis y no seréis juzgados",
dice.
En la medida con la que juzguéis a los otros, seréis
juzgados. ¿Por qué ves la mota en el ojo de tu hermano y no ves la viga en el
tuyo?
Fuente: Web Católico de Javier
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa
Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la
Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos
políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de
las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los
jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y
religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por el niño Renzo, de Argentina, trasplantado de corazón hace unos días y que
ahora debe ser nuevamente trasplantado por lo que está en primer lugar en la
lista de prioridades para recibir un órgano. Que Jesús lo acompañe en todo
momento y haga posible su nueva operación y su recuperación.
Pedimos oración por María Albertina,
una niña de dos añitos, de Mendoza, Argentina, que cayó a una pileta y estuvo a punto de morir
ahogada. Actualmente está internada en terapia intensiva por lo que invocamos a
María, mediadora de todas las gracias, para que pida por ella a Jesús para su
curación sin secuelas.
Pedimos oración por Patricia,
que vive en El Salvador, para que el Buen Jesús atienda solícito sus
necesidades personales y espirituales y bendiga a su familia.
Pedimos oración por Jorge,
de Barranquilla, Colombia, para que se aleje del alcohol y también por su
conversión. Que el Beato Juan Pablo II interceda desde el cielo para que estas
súplicas lleguen a Dios.
Pedimos oración por Douglas,
de El Salvador, que acaba de perder su empleo, para que encuentre uno pronto ya
que su bebita acaba de nacer y le quitaron su fuente de sustento para su
familia.
Pedimos oración por las siguientes personas de República
Dominicana: por V.A.P., para el
Señor permita que sea resuelto el delicado y duro problema que está enfrentando
y para que el Señor le regale dosis admirables de fortaleza, confianza, amor,
fe y esperanza. Por M.G., para que
Dios le conceda paz en su vida y logre reencauzarla, superando los sentimientos
negativos. Pedimos a Dios dar paz, tranquilidad y amor a S.E.A. y a M.A.A. Rogamos
también orar por S.A., para que Dios
lo bendiga abundantemente.
Pedimos oración por Delmy,
que vive en El Salvador y le han diagnosticado Alzheimer, rogando al Señor que
la ayude y que fortalezca a su familia donde además hay problemas de
alcoholismo. Oramos por todos ellos.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y
enviarlos a feluzul@gmail.com y deben
poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan sin
asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se reciben
pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el correo
antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados.
Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.
“Intimidad Divina”
La presencia real
“Y el Verbo se hizo carne” (Jn 1, 14); la encarnación del
Verbo, el inefable misterio del amor misericordioso de Dios que ha amado al
hombre hasta hacerse carne por su salvación, se continúa y amplifica a través
de los siglos, y así será hasta el fin del mundo, por medio de la Eucaristía.
Dios no se contentó con dar a los hombres de una vez para siempre a su
Unigénito encarnado en el seno de una Virgen para que pudiese sufrir y morir
por ellos en la cruz, sino que ha querido perpetuar en la Eucaristía su
sacrificio y su presencia. En realidad son varios los modos como Cristo está
presente en la Iglesia. El Vaticano II ensaña que Cristo está presente “de modo
especial en las acciones litúrgicas, en la administración de los sacramentos,
en la predicación y, en fin, “cuando la Iglesia ora” (SC 7). En todos estos
casos se trata de una presencia espiritual, pero real, efectiva y actuante. Sin
embargo la presencia eucarística es superior porque en la Eucaristía Cristo
está presente no sólo de un modo espiritual, sino también de modo corporal.
Jesús está presente en la Eucaristía con toda su
divinidad y con toda su humanidad. También la humanidad, aunque a modo de
sustancia y no extensivamente, está toda entera en la Hostia consagrada, en
cuerpo y alma, y esta última con sus facultades, inteligencia y voluntad. Por
eso Jesús en la Eucaristía conoce y ama como Dios y como hombre; no es un
objeto pasivo de la adoración de los fieles, sino que está vivo: ve, escucha, responde a sus oraciones con gracias, de modo
que pueden tener con el dulce Maestro de que habla el Evangelio relaciones
vivas, concretas y, aunque no sensibles, sí semejantes a las que tenían con él
sus contemporáneos. Es cierto que en la Eucaristía no sólo está velada la
divinidad sino también la humanidad, pero la fe suple ventajosamente a los
sentidos, suple lo que no se ve ni se toca…
El Hijo de Dios encarnado por los hombres, se hace
presente en la Eucaristía para ser compañero de su peregrinar terreno, para ser
viático de su camino. Cierto que Dios, espíritu purísimo, está presente en todo
lugar, se digna habitar, como uno y trino, en el alma vivificada por la gracia;
con todo, el hombre tiene siempre necesidad de encontrarse con Jesús, el Verbo
hecho carne, el Dios hecho hombre, el único mediador que puede conducirlo a la
Trinidad. Por eso la Iglesia exhorta a los fieles a buscar y venerar en la
Eucaristía “la presencia del Hijo de Dios, salvador nuestro, ofrecido por
nosotros en el ara del sacrificio y a responder con agradecimiento al don de
Aquel mismo que, por medio de su humanidad, infunde sin cesar la vida divina en
los miembros de su Cuerpo (PO 5).
¡Oh Jesús! Ya que
estás siempre con nosotros en la Eucaristía, haz que nosotros estemos siempre
contigo, que te hagamos compañía al pie del tabernáculo, que no perdamos por
nuestra culpa uno solo de los momentos que pasamos delante de ti… Tú, nuestro
Amado, nuestro todo, estás ahí; nos invitas a acompañarte, ¿y no deberíamos
acudir a toda prisa? ¿O iremos a pasar en otra parte uno solo de los instantes
que nos permiten pasar a tus pies?... En la sagrada Eucaristía estás todo
entero, perfectamente vivo, oh mi Amado Jesús; tan plenamente como lo estabas
en la casa de la santa Familia de Nazareth, en la casa de Magdalena en Betania,
como lo estabas en medio de tus Apóstoles… Del mismo modo estás aquí, ¡oh mi
Amado y mi todo! ¡Oh! Haz que no nos distraigamos nunca de la presencia de la
sagrada Eucaristía durante uno solo de los momentos que nos permites estar
contigo. (C. de Foucauld, Veremos a Dios)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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