PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 9 - Número 2463 ~ Domingo
14 de Setiembre de 2014
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
En este día la Iglesia celebra la fiesta de la Exaltación
de la Santa Cruz.
Con la cruz nos demostró Jesús el mayor amor hacia la humanidad.
En el evangelio se dice esa frase, que parece ser ya como una explosión del
evangelista inspirado por Dios: “Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su
Hijo”. Y lo hizo para que nosotros pudiéramos salvarnos. La cruz no es el
final. Dios no puede querer el sufrimiento por el sufrimiento. Dios quiere
nuestra felicidad. Pero existe la cruz, porque existe el pecado. Si la cruz es
terrible es porque el pecado es terrible. Sólo por la cruz se puede comprender
lo horrendo y malo que es el pecado, para que nos apartemos de él.
En esta vida todos tenemos cruces; pero llevadas junto a
Cristo y con Él cambia de color. Hay cruces, porque esta vida es imperfecta y
nosotros la hacemos peor. Jesús nos dijo que tomemos nuestra cruz y le sigamos.
Toda la alegría y la gran esperanza de la vida eterna consisten en seguir a
Jesús. Para ello debemos tener la virtud del desprendimiento hasta llegar a
anonadarnos. Para ello hay que vencer el egoísmo, lo cual es muy difícil,
imposible con nuestras fuerzas, pero posible con la gracia de Dios.
¡Buenos días!
El pequeño clavo
Si la nota
dijese: “Una nota no hace melodía...”, no habría sinfonía. Si la palabra
dijese: “Una palabra no puede hacer una página...”, no habría libro. Si la
piedra dijese: “Una piedra no puede levantar una pared...”, no habría
casa. Si el hombre dijese: “Un gesto de
amor no puede salvar a la humanidad...”, nunca habría paz, ni dignidad, ni
felicidad en la tierra.
De todas partes acudía gente para admirar una
nueva iglesia. Era bellísima. En las maderas del tejado, había un pequeño clavo
que oía cómo alababan la encantadora estructura del templo. Pero nadie veía ni
pensaba en el clavo. Y éste se sintió irritado y lleno de envidia. ¡Si soy tan
insignificante, nadie me echará de menos! Entonces el clavo dejó de presionar
la madera y se deslizó hasta el suelo. Aquella noche llovió mucho. Donde
faltaba el clavo, el tejado cedió y se separó de las tejas. El agua corrió por
las paredes y arruinó los murales. El yeso se cayó, la alfombra se manchó y el
Misal quedó estropeado. Todo esto porque un pequeño clavo desistió de su
trabajo. Ahora en el barro yace oxidado e inútil.
Tu vida, como la
de todos, transcurre entre sencillas tareas. Puedes caer en el grave error de
juzgarlas sin importancia y hacerlas sin implicarte con entusiasmo poniendo lo
mejor de ti mismo. No olvides que “no hay virtud más eminente que la de hacer
sencillamente lo que tenemos que hacer”. Que descubras y vivas la felicidad y
paz del deber cumplido.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Jesús dijo a Nicodemo: «Nadie ha subido al cielo, sino el
que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo.
De la misma manera que Moisés levantó en alto la
serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea
levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan Vida eterna.
Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único
para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque
Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve
por él.»
(Juan 3,13-17)
Poesía
Exaltación de la Santa Cruz
En el monte Calvario
una cruz sostiene
a la humanidad caída:
son los brazos de Jesús
y las lágrimas de María.
En el monte Calvario
una cruz da el rumbo
a la sociedad perdida:
es el sacrificio de Jesús
y la asistencia de María.
En el monte Calvario
una cruz nos congrega
a vivir como hermanos:
es la reconciliación de Jesús
y la maternidad universal de María.
En el monte Calvario
una cruz nos invita
a vivir crucificados:
es la oblación de Jesús
y el seguimiento de María.
En el monte Calvario
una cruz nos da la vida:
es la pasión de Jesús
y el amor de María.
P. Hernán Pérez Etchepare SSP
Palabras de San Juan Pablo II
"La cruz ha venido a ser para nosotros la Cátedra
suprema de la verdad de Dios y del hombre. Todos debemos ser alumnos de esta
Cátedra en curso o fuera de curso. Entonces comprenderemos que la cruz es
también cuna del hombre nuevo. La cruz, en la que se muere para vivir; para
vivir en Dios y con Dios, para vivir en la verdad, en la libertad y en el amor,
para vivir eternamente"
San Juan Pablo II
Tema del día:
Mirar con fe al crucificado
La fiesta que hoy celebramos los cristianos es
incomprensible y hasta disparatada para quien desconoce el significado de la fe
cristiana en el Crucificado. ¿Qué sentido puede tener celebrar una fiesta que
se llama “Exaltación de la Cruz” en una sociedad que busca apasionadamente el
“confort” la comodidad y el máximo bienestar?
Más de uno se preguntará cómo es posible seguir todavía
hoy exaltando la cruz. ¿No ha quedado ya superada para siempre esa manera
morbosa de vivir exaltando el dolor y buscando el sufrimiento? ¿Hemos de seguir
alimentando un cristianismo centrado en la agonía del Calvario y las llagas del
Crucificado?
Son sin duda preguntas muy razonables que necesitan una
respuesta clarificadora. Cuando los cristianos miramos al Crucificado no
ensalzamos el dolor, la tortura y la muerte, sino el amor, la cercanía y la
solidaridad de Dios que ha querido compartir nuestra vida y nuestra muerte
hasta el extremo.
No es el sufrimiento el que salva sino el amor de Dios
que se solidariza con la historia dolorosa del ser humano. No es la sangre la
que, en realidad, limpia nuestro pecado sino el amor insondable de Dios que nos
acoge como hijos. La crucifixión es el acontecimiento en el que mejor se nos
revela su amor.
Descubrir la grandeza de la Cruz no es atribuir no sé qué
misterioso poder o virtud al dolor, sino confesar la fuerza salvadora del amor
de Dios cuando, encarnado en Jesús, sale a reconciliar el mundo consigo.
En esos brazos extendidos que ya no pueden abrazar a los
niños y en esas manos que ya no pueden acariciar a los leprosos ni bendecir a
los enfermos, los cristianos “contemplamos” a Dios con sus brazos abiertos para
acoger, abrazar y sostener nuestras pobres vidas, rotas por tantos
sufrimientos.
En ese rostro apagado por la muerte, en esos ojos que ya
no pueden mirar con ternura a las prostitutas, en esa boca que ya no puede
gritar su indignación por las víctimas de tantos abusos e injusticias, en esos
labios que no pueden pronunciar su perdón a los pecadores, Dios nos está
revelando como en ningún otro gesto su amor insondable a la Humanidad.
Por eso, ser fiel al Crucificado no es buscar cruces y
sufrimientos, sino vivir como él en una actitud de entrega y solidaridad
aceptando si es necesario la crucifixión y los males que nos pueden llegar como
consecuencia. Esta fidelidad al Crucificado no es dolorista sino esperanzada. A
una vida “crucificada”, vivida con el mismo espíritu de amor con que vivió
Jesús, solo le espera resurrección.
José Antonio Pagola
Nuevo video y artículo
Hay un nuevo video subido a este blog.
Para verlo tienes que ir al final de la página.
Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo
II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:
Nunca olvidemos agradecer
Una vez leí que en el cielo hay dos oficinas diferentes
para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí
los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la
cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por
las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque
prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para
dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas"
pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la
segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como
respuesta a nuestros pedidos de oración.
Desde Buenos Aires, Argentina, Elisa agradece a Dios y a
los que rezaron pues la operación de su esposo Guillermo ha salido satisfactoria y él ya está en la casa en plena
recuperación. Y también el agradecimiento va por Mary, cuya operación de páncreas fue de resultados favorables y
benignos.
Un estímulo todos los días
Setiembre 14
Es posible que a veces Dios te pida que corrijas a
alguien, que le ayudes a descubrir que está haciendo daño a otras personas, que
le ayudes a reconocer que está arruinando su propia vida. Puede suceder también
que tengas que ayudar a una persona a hacer algunos esfuerzos para crecer, para
ser mejor. Pero de una cosa puedes tener una seguridad total: Dios no te ha
dado la misión de hacer sufrir a los demás.
Hay personas que piensan que su misión es hacer sufrir a
otros. Eso sucede porque no han aprendido a ser felices, y de algún modo se
vengan por su propio vacío haciendo sufrir a otros, reprochándoles sus
defectos, ironizando con sus errores. Son incapaces de gozar con la felicidad
ajena. Piensan que los demás no tienen derecho a ser felices porque son
imperfectos o pecadores. Entonces los hacen sufrir con sus críticas y
comentarios hirientes. Por eso dice la Biblia que “nadie es peor que el que se
tortura a sí mismo” (Eclo 14,6).
¿No será mejor que dejes de torturarte, que te permitas
un poco de felicidad, para que así renuncies definitivamente a torturar a los
demás?
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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