jueves, 30 de octubre de 2014

Pequeñas Semillitas 2507

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 9 - Número 2507 ~ Jueves 30 de Octubre de 2014
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Hay un dicho popular que dice que el fracaso comienza cuando termina el esfuerzo. Y en estos tiempos el demonio, que evidentemente tiene un gran dominio sobre la humanidad, nos quiere hacer creer que ya no podemos hacer nada, que ya está todo perdido, y por medio del desaliento, nos hace bajar los brazos y amedrentar, de modo que ya nos encerramos en nosotros mismos, nos dejamos dominar por la tristeza, y así somos inofensivos y no hacemos mella contra el Mal.
Esta arma del desaliento el diablo la usó también con Jesús, Nuestro Señor, pero no logró nada. A nosotros también nos tienta de esta manera, y debemos tratar de que no logre sus objetivos, recordando que la victoria siempre es y será de Dios y de su Madre, y de quienes estemos con Ellos en el combate.
Así que adelante sin miedo, que si Dios está con nosotros ¿quién estará contra nosotros?
No dejemos que todo siga igual, sino renovemos el valor y el coraje, para lanzarnos al apostolado y a hacer el bien en todas partes, al menos en donde Dios nos colocó, porque la ayuda de Dios no falta a quien confía en Él y trabaja por su causa.
www.santisimavirgen.com.ar

¡Buenos días!

Un corazón sencillo
Según santo Tomás, Cristo nos recomendó sobre todo la humildad, porque con ella se anula el principal impedimento para nuestra santificación. Todas las demás virtudes derivan de ella su valor. Sólo a ella le concede Dios sus dones, y los retira cuando ella desaparece. La dignidad y grandeza del hombre es don de Dios; su miseria, fruto de su corazón extraviado.

Santa María, Madre de Dios, dame un corazón de niño, puro y transparente como una fuente. Dame un corazón sencillo, que no saboree la tristeza; un corazón generoso en entregarse, tierno a la compasión; un corazón fiel y generoso, que no olvide ningún beneficio y no guarde rencor de ningún mal; dame un corazón manso y humilde, que ame sin exigir ser amado, que goce desapareciendo en otro corazón delante de tu Divino Hijo; un corazón grande e invencible, que ninguna ingratitud cierre y ninguna indiferencia canse; un corazón atormentado por la gloria de Jesucristo, herido de su amor, con una herida que no se cierre hasta el Cielo. Amén.

“Si no vuelven a ser como niños, no entrarán en el Reino de los cielos”, dijo Jesús. Los niños son puros, inocentes, sencillos, sinceros, confiados. Pidamos al Señor con insistencia que estas cualidades típicas de los pequeños, vayan configurando nuestro corazón para poder ver ese divino rostro que sólo se revelará a los puros de corazón.
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, algunos fariseos se acercaron a Jesús y le dijeron: «Sal y vete de aquí, porque Herodes quiere matarte». Y Él les dijo: «Id a decir a ese zorro: ‘Yo expulso demonios y llevo a cabo curaciones hoy y mañana, y al tercer día soy consumado. Pero conviene que hoy y mañana y pasado siga adelante, porque no cabe que un profeta perezca fuera de Jerusalén’.
»¡Jerusalén, Jerusalén!, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados. ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina su nidada bajo las alas, y no habéis querido! Pues bien, se os va a dejar vuestra casa. Os digo que no me volveréis a ver hasta que llegue el día en que digáis: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!». (Lc 13,31-35)

Comentario
Hoy podemos admirar la firmeza de Jesús en el cumplimiento de la misión que le ha encomendado el Padre del cielo. Él no se va a detener por nada: «Yo expulso demonios y llevo a cabo curaciones hoy y mañana» (Lc 13,32). Con esta actitud, el Señor marcó la pauta de conducta que a lo largo de los siglos seguirían los mensajeros del Evangelio ante las persecuciones: no doblegarse ante el poder temporal. San Agustín dice que, en tiempo de persecuciones, los pastores no deben abandonar a los fieles: ni a los que sufrirán el martirio ni a los que sobrevivirán, como el Buen Pastor, que al ver venir al lobo, no abandona el rebaño, sino que lo defiende. Pero visto el fervor con que todos los pastores de la Iglesia se disponían a derramar su sangre, indica que lo mejor será echar a suertes quiénes de los clérigos se entregarán al martirio y quiénes se pondrán a salvo para luego cuidarse de los supervivientes.
En nuestra época, con desgraciada frecuencia, nos llegan noticias de persecuciones religiosas, violencias tribales o revueltas étnicas en países del Tercer Mundo. Las embajadas occidentales aconsejan a sus conciudadanos que abandonen la región y repatríen su personal. Los únicos que permanecen son los misioneros y las organizaciones de voluntarios, porque les parecería una traición abandonar a los “suyos” en momentos difíciles.
«¡Jerusalén, Jerusalén!, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados. ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina su nidada bajo las alas, y no habéis querido! Pues bien, se os va a dejar vuestra casa» (Lc 13,34-35). Este lamento del Señor produce en nosotros, los cristianos del siglo XXI, una tristeza especial, debida al sangrante conflicto entre judíos y palestinos. Para nosotros, esa región del Próximo Oriente es la Tierra Santa, la tierra de Jesús y de María. Y el clamor por la paz en todos los países debe ser más intenso y sentido por la paz en Israel y Palestina.
Rev. D. Àngel Eugeni PÉREZ i Sánchez (Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Marcelo
Mártir
 
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net    

Palabras del Papa Francisco

“Hoy en día hay tantos mártires en la Iglesia, muchos cristianos son perseguidos. Pensemos en el Medio Oriente, los cristianos que deben huir de las persecuciones, los cristianos asesinados por sus perseguidores. También los cristianos expulsados de manera elegante, con guantes blancos: esta también es una persecución. Hoy en día hay más testigos más mártires en la Iglesia que en los primeros siglos”
Papa Francisco

Tema del día:
Tirar la casa por la ventana
A fines del siglo dieciocho y principios del diecinueve hubo una costumbre muy curiosa que se popularizó en España a raíz de la lotería instaurada en 1763 por orden del rey Carlos III. Las personas que resultaban premiadas por la lotería tiraban por las ventanas todos sus muebles y enseres viejos. Con eso daban a entender que desde ese momento comenzaba para ellas una nueva vida de lujo y riqueza.

La costumbre se fue extendiendo hasta penetrar en el reino de Nápoles, que en aquel entonces estaba bajo el dominio de los Borbones. Hoy se practica en muchos lugares del sur de Italia, donde en la noche de Fin de Año la gente arroja toda clase de objetos viejos como anuncio de fortuna y de bienestar para el nuevo año.

Así tuvo su origen la frase «tirar la casa por la ventana». Entre los españoles se suponía que quienes la expresaban se habían ganado la lotería. En cambio, entre los napolitanos bastaba el solo deseo de ganarse la lotería o su equivalente en buena fortuna. Para ellos el acto de tirar objetos viejos por la ventana era como regar semillas de fe con la ferviente esperanza de que germinaran junto con el año que entraba y que les produjeran el año nuevo más próspero de su vida.

Si bien estos dos pueblos latinos difieren en su manera de interpretar la frase, tienen en común la idea de despojarse de lo viejo a fin de revestirse de lo nuevo. Con ese simbolismo reflejan el deseo que todos tenemos de deshacernos de las cosas viejas y adquirir cosas nuevas en su lugar. Eso no tiene nada de extraño; es más, es común y corriente en la condición humana. Pero cuando lo enfocamos mal, nos salimos de los linderos establecidos por Dios para nuestro bienestar eterno.

Eso es precisamente lo que sucede cuando queremos cambiar a nuestra esposa, fiel amante que es, por una nueva amante, o cuando nos vamos al extremo de perseguir a todo vapor el dinero, el poder y la fama, en lugar de buscar la paz interior, la satisfacción de ser buen esposo o buena esposa, buen padre o buena madre, buen hijo o buena hija, buen amigo o buena amiga.

Si el año entrante de veras deseamos una nueva vida, no haremos más que perder tiempo si la buscamos en cosas externas como el lujo y la riqueza, porque éstas, a la larga, no satisfacen. Lo único que de veras satisface es una renovación interna. Por eso a los efesios San Pablo les escribió «con respecto a la vida que antes llevaban,... que debían quitarse el ropaje de la vieja naturaleza... y ponerse el... de la nueva, creada a imagen de Dios».

¿Por qué no tomamos la resolución de experimentar en carne propia esa misma renovación interna? De hacerlo así, cada nuevo año que pase podremos testificar que la vida nueva en Cristo, el Hijo de Dios, es la única lotería que tiene valor eterno.

Que lo nuevo del próximo año (que ya está bastante cercano) comience con Una Nueva Vida en Cristo. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas. 2 Corintios 5:17

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por Ramona, que vive en Salamanca, España, y ha perdido el trabajo, para que cuanto antes obtenga un trabajo digno en el que se sienta respetada y valorada.

Un estímulo todos los días
Octubre 30
Cuando nos equivocamos, cuando caemos, cuando somos infieles a nuestros propios ideales, Jesús se nos presenta como el pastor que busca a la oveja perdida (Lc 15,4-7). Por eso, cuando te desvíes del camino, cuando peques, cuando te sientas miserable, llega el momento de levantar los ojos y ver allí, muy cerca, al buen Pastor que te está buscando. ¿Para qué te busca? Lo dice la Palabra de Dios: te busca para ponerte sobre su hombros “contento” (Lc 15,5), te busca para llevarte de vuelta a casa y para hacer fiesta por ti (Lc 15.16).
Te propongo que creas en ese amor que no te condena. Cree en ese amor que siempre te busca, que siempre te espera, que siempre está dispuesto a volver a empezar contigo. Cree en ese amor que te promueve, que te levanta, que te renueva.
Si muchos te han querido mal, te han juzgado, te han despreciado o te han ignorado, el amor verdadero existe. Porque allí está siempre el buen Pastor con los brazos abiertos, para ponerte sobre sus hombros, contento, y llevarte a la fiesta del amor y del perdón.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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