PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 9 - Número 2521 ~ Viernes
21 de Noviembre de 2014
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Hoy, celebramos junto con toda la Iglesia, la
Presentación en el Templo de la niña Santa María.
Es en una antigua y piadosa tradición cuyo relato cuenta
que cuando la Virgen María era muy niña (tenía 3 años) sus padres San Joaquín y
Santa Ana la llevaron al templo de Jerusalén y allá la dejaron por un tiempo,
junto con otro grupo de niñas, para ser instruida muy cuidadosamente respecto a
la religión y a todos los deberes para con Dios.
Históricamente, el inicio de esta celebración fue la
dedicación de la Iglesia de Santa María la Nueva en Jerusalén en el año 543.
Estas fiestas se vienen conmemorando en Oriente desde el siglo VI, inclusive el
emperador Miguel Comeno cuenta sobre esto en una Constitución de 1166.
Más adelante, en 1372, el canciller en la corte del Rey
de Chipre, habiendo sido enviado a Aviñón, en calidad de embajador ante el Papa
Gregorio XI, le contó la magnificencia con que en Grecia celebraban esta fiesta
el 21 de noviembre. El Papa entonces la introdujo en Aviñón, y Sixto V la
impuso a toda la Iglesia.
Oración: Te
rogamos, Señor, que a cuantos hoy honramos la gloriosa memoria de la santísima
Virgen María, nos concedas, por su intercesión, participar, como ella, de la
plenitud de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
¡Buenos días!
Señor, tú me amas
Para amar a Dios
ayuda meditar en su amor por ti, con la Biblia en la mano Te sugiero que leas
lentamente, el salmo 23 del Buen Pastor, diciendo “Gracias, Señor”, a cada
frase del mismo. Sentirás conmoverse tu corazón por el amor delicado y tierno
de Dios que te proporciona seguridad, descanso, renovación, defensa, alimento e
indefectible amor.
Señor mi Dios, puro amor, que me amas desde
siempre. Te pido que mires aquel momento sagrado, cuando mamá y papá me dieron
la vida. Cuando yo estaba en el vientre de mi madre, tú me amabas con ternura.
Te pido perdón porque siempre me buscaste y muchas veces rechacé tu amor. Pero
ahora quiero decirte que a pesar de todo te quiero, te necesito, mi alma te
busca. Y en este momento me estás amando, y estás alegre porque te dejo entrar
en mi corazón. Quiero hacer una alianza contigo, un pacto de amistad, quiero
dejar que me abraces y abrazarte. Ayúdame. Te quiero. Amén.
Con esta oración
aviva esa llama interior del amor a Dios. El merece ocupar el primer lugar de
nuestro afecto, preocupaciones, tiempo… Hay un motivo evidente: Dios nos ama
tanto, se ha jugado tanto por nosotros, que no nos queda sino organizar toda
nuestra vida como respuesta coherente a su inmensa bondad. Que lo ames con
todas tus fuerzas.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, entrando Jesús en el Templo, comenzó a
echar fuera a los que vendían, diciéndoles: «Está escrito: ‘Mi casa será casa
de oración’. ¡Pero vosotros la habéis hecho una cueva de bandidos!». Enseñaba
todos los días en el Templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y
también los notables del pueblo buscaban matarle, pero no encontraban qué
podrían hacer, porque todo el pueblo le oía pendiente de sus labios. (Lc 19,45-48)
Comentario
Hoy, el gesto de Jesús es profético. A la manera de los
antiguos profetas, realiza una acción simbólica, plena de significación de cara
al futuro. Al expulsar del templo a los mercaderes que vendían las víctimas
destinadas a servir de ofrenda y al evocar que «la casa de Dios será casa de
oración» (Is 56,7), Jesús anunciaba la nueva situación que Él venía a inaugurar,
en la que los sacrificios de animales ya no tenían cabida. San Juan definirá la
nueva relación cultual como una «adoración al Padre en espíritu y en verdad»
(Jn 4,24). La figura debe dejar paso a la realidad. Santo Tomás de Aquino decía
poéticamente: «Et antiquum documentum /
novo cedat ritui» (Que el Testamento Antiguo deje paso al Rito Nuevo»).
El Rito Nuevo es la palabra de Jesús. Por eso, san Lucas
ha unido a la escena de la purificación del templo la presentación de Jesús
predicando en él cada día. El culto nuevo se centra en la oración y en la
escucha de la Palabra de Dios. Pero, en realidad, el centro del centro de la
institución cristiana es la misma persona viva de Jesús, con su carne entregada
y su sangre derramada en la cruz y dadas en la Eucaristía. También santo Tomás
lo remarca bellamente: «Recumbens cum
fratribus (…) se dat suis manibus» («Sentado en la mesa con los hermanos
(…) se da a sí mismo con sus propias manos»).
En el Nuevo Testamento inaugurado por Jesús ya no son
necesarios los bueyes ni los vendedores de corderos. Lo mismo que «todo el
pueblo le oía pendiente de sus labios» (Lc 19,48), nosotros no hemos de ir al
templo a inmolar víctimas, sino a recibir a Jesús, el auténtico cordero
inmolado por nosotros de una vez para siempre (cf. He 7,27), y a unir nuestra
vida a la suya.
P. Josep LAPLANA OSB Monje de Montserrat (Montserrat,
Barcelona, España)
Santoral Católico:
Presentación de la Virgen
María
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net
La frase de hoy
“En el atardecer de la vida,
seremos juzgados sobre el amor"
~San Juan de la Cruz~
Tema del día:
Venga tu Reino Señor ¡Viva
Cristo Rey!
Ante ti, Señor una vez más.
Ante ti, que siempre estás en el Sagrario para
escucharme, para infundir calor a mi corazón muchas veces indiferente y frío.
Más frío que las tardes del invierno. Pero hoy quiero que hablemos, no del
invierno, sino del cercano día en que vamos a festejar Tu día, Señor, el DÍA DE
CRISTO REY.
El Padre Eterno, como tú nos enseñaste a llamarle a Dios,
es el Rey del Universo porque todo lo hizo de la nada. Es el Creador de todo lo
visible y de lo invisible, pero... ¿cómo podía este Dios decírselo a sus
criaturas? ¿Cómo podría hacer que esto fuese entendido?... pues simplemente
mandando un emisario.
No fue un ángel, no fue un profeta, fuiste tú, su propio
Hijo, tú, Jesús.
Como nos dice San Pablo: Fue la propia imagen de Dios,
mediador entre Este y los hombres y la razón y meta de toda la Creación. Él
existe antes que todas las cosas y todas tienen su consistencia en Él. Es
también la cabeza del cuerpo, que es la Iglesia Católica. Es el principio, el
primogénito, para que sea el primero en todo. Así se expresa San Pablo de ti,
Jesús mío y en esa creencia maravillosa vivimos.
Cuando fuiste interpelado por Pilato diste tu respuesta
clara y vertical: Mi reino no es de este
mundo. Si mi reino fuera de este mundo mi gente habría combatido para que no
fuese entregado a los judíos... PERO MI REINO NO ES DE AQUÍ. Entonces
Pilato te dijo: Luego... ¿tú eres rey? Y respondiste: Tú lo dices que soy rey. Para esto he nacido yo y para esto he venido
al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la Verdad,
escucha mi voz. (Juan 18,36-37). Jesús, tú hablabas de un Reino donde no hay oro ni
espadas, donde no hay ambiciones de riquezas y poder. Tu Reino es un reino de
amor y de paz.
Un Reino que los hombres no entendieron y seguimos sin
entender porque lo que tú viniste a enseñar no está en el exterior sino en lo
más profundo de nuestro corazón.
Pertenecer a este Reino nos hace libres de la esclavitud
del pecado y de las pasiones.
Pertenecer a este Reino nos hace súbditos de un Rey que
no usa la ley del poder y del mando sino del amor y la misericordia.
Diariamente pedimos "venga a nosotros tu
Reino" y sabemos que en los hombres
y mujeres de bien, ya está este Reino, pues el "Reino de Dios ya está con
nosotros" (Lc.17, 20-21.
El domingo, la Iglesia celebra a CRISTO REY. A ti, Jesús,
que pasaste por la Tierra para decirnos que REINAR ES PODER SERVIR Y NO
SERVIRSE DEL PODER.
Que viniste para ayudar al hombre y bajar hasta él, morir
con él y por él, mostrándonos el camino hacia Dios.
¡VENGA TU REINO, SEÑOR! ¡Viva Cristo Rey!
Autor: Ma Esther De Ariño / Fuente: Catholic.net
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el
Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos,
seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de
Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre
y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las
misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón
de María; por la conversión de todos los
pueblos; por la Paz en el mundo; por nuestros hermanos sufrientes por diversos
motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto,
la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la
fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este
sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por
las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por la pronta recuperación de Félix Báez, el médico cubano que
colabora en Sierra Leona en la lucha contra el ébola y que se contagió con la
enfermedad, para que Nuestra Señora de Lourdes ponga su mano sanadora y se
recupere de la misma.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Un estímulo todos los días
Noviembre 21
La humildad es una virtud un poco despreciada, como si
fuera una debilidad o una forma de escapar de las discusiones, de los grandes
esfuerzos, del compromiso por el bien común. Pero esa es una desfiguración de
la humildad. La verdadera humildad es todo lo contrario, porque nos hace
fuertes, seguros, decididos. Recordemos cuántas veces las personas dejan de
esforzarse en sus trabajos porque no son aplaudidas o reconocidas. Allí el
orgullo está debilitando el corazón. Una persona humilde, en cambio, es capaz
de seguir entregándose por un ideal aunque los demás no la feliciten. Puede
trabajar a largo plazo sin esperar reconocimientos inmediatos.
También puede suceder que una persona orgullosa sea
incapaz de dialogar con los demás para defender una convicción, porque tiene
temor de perder la discusión y dar una mala imagen. La persona humilde, en
cambio, es capaz de defender una convicción con fuerza y valentía sin
preocuparse tanto por ganarle al otro o por demostrar su capacidad.
El orgullo nos lleva a desgastar nuestras energías en
cosas inútiles, en vanidades y lamentos. La humildad, en cambio, nos vuelve más
libres y desprendidos de nuestro propio yo, y así nos permite gastar las
energías en cosas trascendentes.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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