miércoles, 26 de noviembre de 2014

Pequeñas Semillitas 2526

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 9 - Número 2526 ~ Miércoles 26 de Noviembre de 2014
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Hoy el santoral de la Iglesia Católica recuerda al Beato Santiago Alberione (1884-1971), sacerdote italiano, fundador de la Sociedad de San Pablo (1914) a la que agregó luego una rama femenina: Hijas de San Pablo (1915) a las que luego se sumarían otros institutos y asociaciones.
En la vida del P. Alberione hubo siempre una preocupación: "llegar a todos, llegar pronto, y esto es posible solamente con los medios más rápidos y eficaces". No era el frenesí de la acción lo que lo impulsaba, sino el ansia pastoral, el deseo de hacer escuchar el Evangelio a todos, en un lenguaje adecuado que todos pudieran entender, dentro del cambiante contexto socio-cultural del mundo moderno.
Así pues, a las ediciones paulinas, les inculcaba "Sean vuestras ediciones las más pastorales, las que san Pablo haría si viviera ahora. Vuestra manera espiritual y material de hacerlas ha de ser la más pastoral. Vuestro poder de difusión debe ser también la pastoral".
Entre tantas obras editoriales hermosas, todavía hoy leemos “El Domingo”, la hojita con los textos de la misa dominical de todos los años. Agréguese a su producción: “La Buena Palabra”, “La Semilla”, “El pequeño diario”, “El aspirante”, el “Boletín parroquial litúrgico”, la revista “Madre de Dios”, la revista “Pastor Bonus” y otras mil formas de difundir el mensaje de salvación para todos los pueblos, para todas las regiones del mapamundi que tenía en su escritorio.
El P. Alaberione -en proceso de canonización- ha sido un instrumento elegido por Dios para esta misión, así que ha obrado por Dios y según la inspiración y el querer de Dios; y es el instrumento elegido porque todo fue aprobado por la mayor Autoridad que existe sobre la tierra, y porque fue seguido hasta ahora por muchas personas generosas.
www.san-pablo.com.ar

¡Buenos días!

Todo con amor
Cuando Jesús resumió el mensaje de la Biblia en amar a Dios con toda el alma y al prójimo como a nosotros mismos, nos entregó también la clave para unificar y armonizar nuestra propia vida. Impregnar de verdadero amor cada jornada es el secreto para alcanzar ese cúmulo de bendiciones que Dios ha prometido a los que aman. San Agustín lo expresó así:

Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor. Si gritas, gritarás con amor. Si corriges, corregirás con amor. Si perdonas, perdonarás con amor. Si está dentro de ti la raíz del amor, ninguna otra cosa sino el bien podrá salir de tal raíz.

El amor, al liberarnos de nuestro egoísmo, nos proyecta hacia los demás y entonces nuestra vida comienza a tener sentido. Lo dijo muy bien la beata Teresa de Calcuta “Si nos preocupamos demasiado por nosotros mismos, no nos queda tiempo para los demás. Si no se vive para los demás la vida carece de sentido”. El amor generoso anime tus tareas de hoy.
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre; esto os sucederá para que deis testimonio. Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa, porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios. Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros, y seréis odiados de todos por causa de mi nombre. Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas». (Lc 21,12-19)

Comentario
Hoy ponemos atención en esta sentencia breve e incisiva de nuestro Señor, que se clava en el alma, y al herirla nos hace pensar: ¿por qué es tan importante la perseverancia?; ¿por qué Jesús hace depender la salvación del ejercicio de esta virtud?
Porque no es el discípulo más que el Maestro —«seréis odiados de todos por causa de mi nombre» (Lc 21,17)—, y si el Señor fue signo de contradicción, necesariamente lo seremos sus discípulos. El Reino de Dios lo arrebatarán los que se hacen violencia, los que luchan contra los enemigos del alma, los que pelean con bravura esa “bellísima guerra de paz y de amor”, como le gustaba decir a san Josemaría Escrivá, en que consiste la vida cristiana. No hay rosas sin espinas, y no es el camino hacia el Cielo un sendero sin dificultades. De ahí que sin la virtud cardinal de la fortaleza nuestras buenas intenciones terminarían siendo estériles. Y la perseverancia forma parte de la fortaleza. Nos empuja, en concreto, a tener las fuerzas suficientes para sobrellevar con alegría las contradicciones.
La perseverancia en grado sumo se da en la cruz. Por eso la perseverancia confiere libertad al otorgar la posesión de sí mismo mediante el amor. La promesa de Cristo es indefectible: «Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas» (Lc 21,19), y esto es así porque lo que nos salva es la Cruz. Es la fuerza del amor lo que nos da a cada uno la paciente y gozosa aceptación de la Voluntad de Dios, cuando ésta —como sucede en la Cruz— contraría en un primer momento a nuestra pobre voluntad humana.
Sólo en un primer momento, porque después se libera la desbordante energía de la perseverancia que nos lleva a comprender la difícil ciencia de la cruz. Por eso, la perseverancia engendra paciencia, que va mucho más allá de la simple resignación. Más aún, nada tiene que ver con actitudes estoicas. La paciencia contribuye decisivamente a entender que la Cruz, mucho antes que dolor, es esencialmente amor.
Quien entendió mejor que nadie esta verdad salvadora, nuestra Madre del Cielo, nos ayudará también a nosotros a comprenderla.
Rvdo. D. Manuel COCIÑA Abella (Madrid, España)

Santoral Católico:
Beato Santiago Alberione
Presbítero y Fundador los Paulinos
En Roma, beato Santiago Alberione, presbítero, que, solícito por la evangelización, se dedicó enteramente a poner al servicio de la sociedad humana los instrumentos de comunicación social para promover la verdad de Cristo, fundando, además, la Congregación de la Pía Sociedad de San Pablo Apóstol (1971).
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net    

La frase de hoy

“La mano del Señor está sobre mí desde el año 1900 hasta 1960. Se ha cumplido la voluntad del Señor, a pesar de la miseria del instrumento indigno e inepto. Desde el tabernáculo vino la luz, la gracia, las llamadas, la fuerza, las vocaciones: nos pusimos en camino... Siento el peso, ante Dios, y ante los hombres, de la misión que me confió el Señor, quien, si hubiera encontrado una persona más indigna e incapaz, la hubiera preferido. Sin embargo, ésta es para mí y para todos, la garantía de que fue el Señor el que quiso obrar; Así como el artista toma cualquier pincel, bien barato, en sus manos, y se pone a la obra, casi sin conocerla, aunque se trate de un bellísimo Jesús, Divino Maestro. Estamos cimentados sobre la Iglesia y el Vicario de Cristo, y esta convicción nos inspira seguridad, alegría y valor” ~Beato Santiago Alberione~

Biblioteca de archivos
Recuerda que en la página (blog) de "Pequeñas Semillitas" y también en "Juan Pablo II inolvidable", en la columna lateral derecha, se ha insertado un enlace con la misma imagen que ves arriba de este escrito, desde donde se ingresa a la Biblioteca de archivos. Allí iré agregando día a día algunos de los powerpoint que se comparten con los suscriptores de "Pequeñas Semillitas" y también archivos de texto en formato PDF; todo lo cual puede ser visto online o bien puede descargarse a la computadora del usuario.

Tema del día:
La Corona de Adviento
La palabra Adviento es de origen latino y quiere decir Venida (o Advenimiento). Es el tiempo en que los cristianos nos preparamos para la venida de Jesucristo. El tiempo de adviento abarca cuatro semanas antes de Navidad. Y una costumbre significativa y de gran ayuda para vivir este tiempo es la corona o guirnalda de Adviento, es el primer anuncio de Navidad.

Origen
La corona de Adviento encuentra sus raíces en las costumbres paganas (pre-cristianas) de algunos pueblos europeos, como los germanos. Durante el frío y la oscuridad de diciembre, colectaban coronas de ramas verdes y encendían fuegos como señal de esperanza en la venida de la primavera. Los primeros misioneros aprovecharon esta tradición para evangelizar a las personas. Partían de sus costumbres para enseñarles la fe católica. Lo viejo ahora toma un nuevo y pleno contenido en Cristo. Él vino para hacer nuevas todas las cosas.

Así pues la corona de Adviento no representa una concesión al paganismo sino, al contrario, es un ejemplo de la cristianización de la cultura. Los cristianos supieron apreciar la enseñanza de Jesús: «Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida» Juan 8,12

En el siglo XVI católicos y protestantes alemanes utilizaban este símbolo para celebrar el Adviento. Aquellas costumbres primitivas contenían una semilla de verdad que ahora podía expresar la verdad suprema: Jesús es la luz que ha venido, que está con nosotros y que vendrá con gloria. Las velas anticipan la venida de la luz en la Navidad: Jesucristo.

La corona de Adviento se hace con follaje verde sobre el que se insertan cuatro velas: Tres velas son violeta. El color violeta o morado representa el espíritu de vigilia, penitencia y sacrificio que debemos tener para prepararnos adecuadamente para la llegada de Cristo. El tercer domingo se enciende una vela rosada (color que es mezcla de violeta con blanco). Este color representa el gozo que sentimos ante la cercanía del nacimiento del Señor.  El primer domingo de Adviento encendemos la primera vela y cada domingo encendemos una vela más hasta llegar a la Navidad. Finalmente, en algunas coronas de Adviento se pone una quinta vela, más grande y de color blanco, que se enciende el día de Navidad. El blanco en liturgia simboliza pureza y tiempo de júbilo, y es usado en los momentos principales del calendario litúrgico: Navidad y Pascua.

Mientras se encienden las velas se hace una oración, utilizando algún pasaje de la Biblia y se entonan cantos. Esto lo hacemos en las misas de Adviento y también es recomendable hacerlo en casa, por ejemplo antes o después de la cena. Si no hay velas de esos colores aún se puede hacer la corona ya que lo más importante es el significado: la luz que aumenta con la proximidad del nacimiento de Jesús quien es la Luz del Mundo. La corona se puede llevar a la iglesia para ser bendecida por el sacerdote.

La corona de Adviento encierra varios simbolismos
- La forma circular: el círculo no tiene principio ni fin. Es señal del amor de Dios que es eterno, sin principio y sin fin, y también de nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe de terminar.

- Las ramas verdes: verde es el color de esperanza y vida. Dios quiere que esperemos su gracia, el perdón de los pecados y la gloria eterna al final de nuestras vidas. El anhelo más importante en nuestras vidas debe ser llegar a una unión más estrecha con Dios, nuestro Padre.

- Las cuatro velas: nos hacen pensar en la obscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando poco a poco una esperanza de salvación que iluminó todo el universo como las velas la corona. Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, los siglos se fueron iluminando con la cada vez más cercana llegada de Cristo a nuestro mundo. Son cuatro velas las que se ponen en la corona y se prenden de una en una, durante los cuatro domingos de Adviento al hacer la oración en familia.

- Las manzanas rojas que adornan la corona: representan los frutos del jardín del Edén con Adán y Eva que trajeron el pecado al mundo pero recibieron también la promesa del Salvador Universal.

- El listón rojo: representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve.

Bendición de la Corona de Adviento
Señor Dios, bendice con tu poder nuestra corona de adviento para que, al encenderla, despierte en nosotros el deseo de esperar la venida de Cristo practicando las buenas obras, y para que así, cuando Él llegue, seamos admitidos al Reino de los Cielos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
La bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre esta Corona y sobre todos los que con ella queremos preparar la venida de Jesús.

Nuevo vídeo

Hay un nuevo vídeo subido a este blog.
Para verlo tienes que ir al final de la página.

Un estímulo todos los días
Noviembre 26
“Señor, tú eres un manantial generoso de vida que siempre da. Derrama en mi interior, Señor, una gran disponibilidad, para que sea capaz de dar sin medida, para que aprenda a compartir lo que tengo buscando la felicidad de los demás.
Enséñame a aceptar con ternura y serenidad que me quiten mi tiempo. Muéstrame la grandeza de dar con alegría. Ayúdame a descubrir la hermosura del cántaro, que existe para saciar la sed de los demás. Descúbreme la inmensa dignidad de todas las personas, que tienen derecho a ser parte de mi vida. Dame un amor generoso y humilde, dispuesto a compartir con los demás mi propia vida, mis talentos, mis bienes, mi tiempo. Que pueda entregarme sin resistirme, que pueda amarlos con tu amor y mirarlos con tu mirada. Amén.”
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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