miércoles, 17 de diciembre de 2014

Pequeñas Semillitas 2542

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 9 - Número 2542 ~ Miércoles 17 de Diciembre de 2014
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
¿Ha perdido actualidad la palabra 'pecado'? Pareciera que sí. Sin embargo es una radical experiencia humana. Basta mirar con sinceridad dentro de nosotros para descubrir una cuota de egoísmo y de fragilidad que nos induce a hacer el mal que deberíamos evitar y a no hacer el bien que estamos llamados a practicar.
Refieren los viajeros que, cuando el viento a la caída de la tarde roza la arena del desierto, se oye a lo lejos algo así como un suspiro prolongado: “Escucha” –dice entonces la voz del beduino–  “el desierto se lamenta, porque quisiera ser pradera“. En cuántos hombres, caídos por el pecado, existe la añoranza de lo que podrían ser y no son...
Nunca el hombre es tan grande como cuando cae de rodillas y pide ser purificado, cuando, desde lo profundo del alma grita: “¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad; por tu gran compasión, borra mis faltas!”, (Sal 51, 3) ¡Cuánta paz trae una confesión hecha con humilde arrepentimiento!
Estos días de Adviento constituyen una magnífica oportunidad para que nos acerquemos al sacramento de la reconciliación.

¡Buenos días!

Corazón navideño
Navidad se acerca en medio de la aceleración que trae el último mes del año. También hay síntomas de fatiga y agotamiento que exigen unas buenas vacaciones, lejos de las tareas habituales… Navidad, Año Nuevo y días de descanso son la oportunidad que Dios te regala para afrontar 2015 con nuevas energías, nuevas ideas, nueva vida, nueva actividad.

Si tienes tristeza, alégrate, la Navidad es gozo. Si tienes enemigos, reconcíliate, la Navidad es paz. Si tienes amigos, búscalos, la Navidad es encuentro. Si tienes padres a tu lado, ayúdalos,  la Navidad es don. Si tienes soberbia, sepúltala, la Navidad es humildad. Si tienes deudas, págalas, la Navidad es justicia. Si tienes pecados, conviértete, la Navidad es gracia. Si tienes tinieblas, enciende tu lámpara, la Navidad es luz. Si tienes errores, reflexiona, la Navidad es verdad. Si tienes odio, olvídalo, la Navidad es amor.

Ahora, sosiega tu corazón, apacigua tu mente y elévate a una visión eterna de tu tiempo. En medio de la confusión de estos días, afloja las tensiones de tus nervios y músculos con la música del canto de los arroyos que viven en tu memoria. Pide al Señor te inspire a profundizar tus raíces en el suelo de los valores perdurables de la vida. Dios te bendiga.
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Libro de la generación de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos, Judá engendró, de Tamar, a Fares y a Zara, Fares engendró a Esrom, Esrom engendró a Aram, Aram engendró a Aminadab, Aminadab engrendró a Naassón, Naassón engendró a Salmón, Salmón engendró, de Rajab, a Booz, Booz engendró, de Rut, a Obed, Obed engendró a Jesé, Jesé engendró al rey David.
David engendró, de la que fue mujer de Urías, a Salomón, Salomón engendró a Roboam, Roboam engendró a Abiá, Abiá engendró a Asaf, Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Joram, Joram engendró a Ozías, Ozías engendró a Joatam, Joatam engendró a Acaz, Acaz engendró a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amón, Amón engendró a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando la deportación a Babilonia.
Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel, Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliakim, Eliakim engendró a Azor, Azor engendró a Sadoq, Sadoq engendró a Aquim, Aquim engendró a Eliud, Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Mattán, Mattán engendró a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo. Así que el total de las generaciones son: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce generaciones; desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones. (Mt 1,1-17)

Comentario
Hoy, en la liturgia de la misa leemos la genealogía de Jesús, y viene al pensamiento una frase que se repite en los ambientes rurales catalanes: «De Josés, burros y Juanes, los hay en todos los hogares». Por eso, para distinguirlos, se usa como motivo el nombre de las casas. Así, se habla, por ejemplo: José, el de la casa de Filomena; José, el de la casa de Soledad... De esta manera, una persona queda fácilmente identificada. El problema es que uno queda marcado por la buena o mala fama de sus antepasados. Es lo que sucede con el «Libro de la generación de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham» (Mt 1,1).
San Mateo nos está diciendo que Jesús es verdadero Hombre. Dicho de otro modo, que Jesús —como todo hombre y como toda mujer que llega a este mundo— no parte de cero, sino que trae ya tras de sí toda una historia. Esto quiere decir que la Encarnación va en serio, que cuando Dios se hace hombre, lo hace con todas las consecuencias. El Hijo de Dios, al venir a este mundo, asume también un pasado familiar.
Rastreando los personajes de la lista, podemos apreciar que Jesús —por lo que se refiere a su genealogía familiar— no presenta un “expediente inmaculado”. Como escribió el Cardenal Nguyen van Thuan, «en este mundo, si un pueblo escribe su historia oficial, hablará de su grandeza... Es un caso único, admirable y espléndido encontrar un pueblo cuya historia oficial no esconde los pecados de sus antepasados». Aparecen pecados como el homicidio (David), la idolatría (Salomón) o la prostitución (Rahab). Y junto con ello hay momentos de gracia y de fidelidad a Dios, y sobre todo las figuras de José y María, «de la que nació Jesús, llamado Cristo» (Mt 1,16).
En definitiva, la genealogía de Jesús nos ayuda a contemplar el misterio que estamos próximos a celebrar: que Dios se hizo Hombre, verdadero Hombre, que «habitó entre nosotros» (Jn 1,14).
Rev. D. Vicenç GUINOT i Gómez (Sitges, Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Juan de Mata
Fundador de los Trinitarios
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net    

La frase de hoy

“Dios todo poderoso, aviva en tus fieles, al transitar el Adviento,
el deseo de salir al encuentro con Cristo, acompañados por las buenas obras”

Tema del día:
Relato del Nacimiento de Jesús
Relato del Nacimiento de Jesús narrado por la Virgen al Padre Gobbi
Del libro “A los sacerdotes, hijos predilectos de la Santísima Virgen””
(Dongo, Lago di Como, mensaje del 24 de diciembre de 1995)

El amor misericordioso
“Hijos predilectos, vivid Conmigo en el silencio y en la oración la anhelante hora de la vigilia. Caminad con mi castísimo esposo José y con vuestra Madre Celeste por el largo camino, que de Nazareth nos conduce a Belén.

Sentid también vosotros la fatiga del viaje, el cansancio que se apodera de nosotros, la confianza que nos guía, la oración que acompaña cada paso, mientras una felicidad sobrehumana llena nuestros corazones, unidos ahora en comunión perfecta con el corazón del Padre Celeste, que está a punto de abrirse al don de su Hijo Unigénito.

No nos turba el rumor de la numerosa caravana, ni el desconsuelo se apodera de nosotros al ver que todas las puertas se cierran a nuestra petición de ser acogidos. La mano piadosa de un pastor nos indica una pobre Gruta, que se abre al mayor y divino prodigio. Está a punto de nacer a su vida humana el Hijo Unigénito del Padre.

Está a punto de descender sobre el mundo su Amor Misericordioso, hecho hombre en el Hijo que nace de Mí, su Madre Virgen. Después de largos siglos de espera y de orante imploración, finalmente llega a vosotros vuestro Salvador y Redentor. Es la noche santa. Es el alba que surge sobre el nuevo día de vuestra salvación.

Es la Luz que resplandece en la tiniebla profunda de toda la historia. Mi esposo José trata de hacer más hospitalaria la gélida Gruta y se afana para transformar en cuna un pobre pesebre. Yo estoy absorta en una intensa oración y entro en éxtasis con el Padre Celeste, que me envuelve con su luz y con su amor me llena de su plenitud de vida y bienaventuranza, mientras el Paraíso, con todas sus milicias Angélicas, se postra en acto de adoración profunda.

Cuando salgo de este éxtasis, me encuentro entre los brazos a mi Divino Niño, milagrosamente nacido de Mí, su Madre Virgen. Lo estrecho a mi Corazón, lo recubro de tiernos besos, lo caliento con mi amor de madre, lo envuelvo en blancos pañales, lo deposito en el pesebre ya preparado. Mi Dios está todo presente en este Mi Niño.

La Misericordia del Padre se transparenta en el recién nacido, que emite sus primeros gemidos de llanto. La Divina Misericordia os ha dado su fruto: postrémonos juntos y adoremos al Amor Misericordioso que ha nacido por nosotros.

- Miremos juntos sus ojos, que se abren para traer sobre el mundo la luz de la Verdad y de Divina Sabiduría.

- Enjuguemos juntos sus lágrimas, que descienden para compadecerse de todo sufrimiento, para lavar toda mancha de pecado y de mal, para cerrar toda herida, para dar alivio a todos los oprimidos, para hacer descender la esperada rociada sobre el gélido desierto del mundo.

- Estrechemos juntos sus manos, que se abren para llevar la caricia del Padre sobre las humanas miserias, para dar ayuda a los pobres y a los pequeños, apoyo a los débiles, confianza a los desalentados, perdón a los pecadores, salud a los enfermos, a todos el don de la Redención y de la Salvación.

- Calentemos juntos sus pies, que seguirán caminos áridos e inseguros, para buscar a los extraviados, encontrar a los perdidos, dar esperanza a los desesperados, para llevar la libertar a los presos y la buena nueva a los pobres.

- Besemos juntos su pequeño corazón, que apenas ha comenzado a latir de amor por nosotros. Es el corazón mismo de Dios. Es el corazón del Hijo Unigénito del Padre que se hace Hombre para devolver a Dios la humanidad por Él redimida y salvada. Es el corazón que late para renovar el corazón de toda criatura. Es el corazón nuevo del mundo. Es el Amor Misericordioso que desciendo del seno del Padre, para llevar a toda la humanidad la Redención, la Salvación y la Paz.

Acogedlo con amor, con alegría y con felicidad inmensa. Y elévese de vuestro corazón el himno de la perenne gratitud por este Niño, que os ha sido dado virginalmente por Mí que, en esta Noche Santa, me convierto para todos en la Madre de la Divina Misericordia.”
Fuente: Reina del Cielo

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Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración para la señora Josefina R., de República Dominicana, que ha tenido un accidente y se encuentra inconsciente. Que el Señor le conceda la gracia de poder recuperarse.

Pedimos oración por Benjamín Z., un joven que vive en Córdoba, Argentina, y que ha tenido dos trasplantes de córnea en Buenos Aires y todavía no ha logrado llegar a una visión óptima. Que por la intercesión de Santa Lucía y la mediación de la Santísima Virgen, el Señor le conceda la gracia de una total recuperación.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Un estímulo todos los días
Diciembre 17
Todos estamos llamados a ser castos, a no caer en las redes de una sexualidad desenfrenada, a no dejarnos poseer por el deseo de usar a los demás como objetos de mero placer. Por eso la castidad no es exclusiva de las personas consagradas, de los monjes o de los curas.
Un esposo, para ser fiel, tiene que renunciar mucha veces a miles de ofertas sexuales que se le cruzan por el camino. Eso es ser casto. Pero también deberá renunciar a usar el cuerpo de su mujer cada vez que se le antoje y como se le cruce por la imaginación. Tendrá que dialogarlo con ella y respetarla. Eso también es castidad. Además, hacer un esfuerzo por complacer a su esposa aunque él sienta que no es la mujer perfecta de sus sueños, también es castidad. La castidad es subordinar el placer al amor, con el sagrado respeto que el otro se merece.
Si uno lee el Evangelio descubre que Jesucristo eligió la pobreza y la castidad, pero también la obediencia. No sólo fue obediente a su Padre Dios hasta el fin, sino que también obedeció a María y a José. Un sacerdote está obligado a obedecer a su obispo o a su superior, pero todos tenemos que vivir algunas formas de obediencia.
Por ejemplo, muchas veces uno tiene que renunciar a ciertas cosas que quisiera hacer y somete su voluntad a la decisión de otros. Si uno vive con otras personas no puede hacer todo lo que se le ocurra en la casa, y aunque viva solo tendrá que respetar a sus vecinos, por ejemplo. Ése es un límite para su libertad. También está llamado a obedecer las leyes de la sociedad. Por eso decía San Francisco de Asís que tenemos que ser obedientes a toda criatura. Los demás siempre nos presentan un límite que nuestra voluntad no tiene derecho a sobrepasar. Pero, si lo miramos bien, es un modo de imitar a Jesús pobre, casto y obediente, es una forma de seguirlo a él como discípulos suyos.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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