PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 10 - Número 2581 ~
Domingo 25 de Enero de 2015
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Cuando el Bautista fue detenido, Jesús vino a Galilea y
comenzó a «proclamar la Buena Noticia de
Dios»… «Convertíos»: no podéis
seguir como si nada estuviera ocurriendo; cambiad vuestra manera de pensar y de
actuar. «Creed en esta Buena Noticia».
Este proyecto de Dios es la mejor noticia que podéis escuchar.
Después de este solemne resumen, la primera actuación de
Jesús es buscar colaboradores para llevar adelante su proyecto. Jesús va «pasando junto al lago de Galilea». Ha
comenzado su camino. Es un profeta itinerante que busca seguidores para hacer
con ellos un recorrido apasionante: vivir abriendo caminos al reino de Dios.
El que toma la iniciativa es siempre Jesús. Se acerca,
fija su mirada en aquellos cuatro pescadores y los llama a dar una orientación
nueva a sus vidas. Sin su intervención, no nace nunca un verdadero cristiano.
Los creyentes hemos de vivir con más fe la presencia viva de Cristo y su mirada
sobre cada uno de nosotros. Si no es él, ¿quién puede dar una nueva orientación
a nuestras vidas?
Pero lo más decisivo es escuchar desde dentro su llamada:
«Venid detrás de mí». No es tarea de
un día. Escuchar esta llamada significa despertar la confianza en Jesús,
reavivar nuestra adhesión personal a él, tener fe en su proyecto,
identificarnos con su programa, reproducir en nosotros sus actitudes… y, de
esta manera, ganar más personas para su proyecto.
Éste podría ser hoy un buen lema para una comunidad
cristiana: ir detrás de Jesús. Ponerlo al frente de todos. Recordarlo cada
domingo como el líder que va por delante de nosotros. Generar una nueva
dinámica. Centrarlo todo en seguir más de cerca a Jesucristo. Nuestras
comunidades cristianas se transformarían. La Iglesia sería diferente.
© P. José Antonio Pagola
¡Buenos días!
Mal diagnóstico
Cuántas veces nos
equivocamos al juzgar a los demás. No conocemos la realidad de las personas,
con todas las circunstancias de su vida; y sin embargo las condenamos en
nuestro interior porque quizás a primera vista nos han caído mal por un detalle
sin importancia. Por prudencia no te dejes llevar de reacciones instintivas.
Un médico se dirige a su bella hija:
— ¿Le dijiste a ese joven que todos los días
te está buscando, que lo considero un vago?
— Sí. Se lo dije. Y él contestó que no es la
primera vez que vos haces un diagnóstico equivocado.
Jesús nos dice:
“No juzguen y no serán juzgados”. No es fácil, pero con la ayuda del Señor
avanzarás en esta dirección. Es más positivo elevar una oración por los que te
hieren y fastidian que rumiar faltas de atención y agravios recibidos. Así
conservarás la paz en tu corazón y harás algo en verdad efectivo para remediar
los límites del prójimo.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Después que Juan fué entregado, marchó Jesús a Galilea; y
proclamaba la Buena Nueva de Dios: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios
está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva». Bordeando el mar de Galilea,
vio a Simón y Andrés, el hermano de Simón, largando las redes en el mar, pues
eran pescadores. Jesús les dijo: «Venid conmigo, y os haré llegar a ser
pescadores de hombres». Al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando
un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan;
estaban también en la barca arreglando las redes; y al instante los llamó. Y
ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras
Él. (Mc
1,14-20)
Comentario
Hoy, la Iglesia nos invita a convertirnos y, con Jesús,
nos dice: «Convertíos y creed en la Buena Nueva» (Mc 1,15). Por tanto, habrá
que hacer caso a Jesucristo, corrigiendo y mejorando lo que sea necesario.
Toda acción humana conecta con el designio eterno de Dios
sobre nosotros y con la vocación a escuchar a Jesús, seguirlo en todo y para
todo, y proclamarlo tal como lo hicieron los primeros discípulos, tal como lo
han hecho y procuramos hacerlo millones de personas.
Ahora es la oportunidad de encontrar a Dios en
Jesucristo; ahora es el momento de nuestra vida que empalma con la eternidad
feliz o desgraciada; ahora es el tiempo que Dios nos proporciona para
encontrarnos con Él, vivir como hijos suyos y hacer que los acontecimientos
cotidianos tengan la carga divina que Jesucristo —con su vida en el tiempo— les
ha impreso.
¡No podemos dejar perder la oportunidad presente!: esta
vida más o menos larga en el tiempo, pero siempre corta, pues «la apariencia de
este mundo pasa» (1Cor 7,31). Después, una eternidad con Dios y con sus fieles
en vida y felicidad plenas, o lejos de Dios —con los infieles— en vida e
infelicidad totales.
Así, pues, las horas, los días, los meses y los años, no
son para malgastarlos, ni para aposentarse y pasarlos sin pena ni gloria con un
estéril “ir tirando”. Son para vivir —aquí y ahora— lo que Jesús ha proclamado
en el Evangelio salvador: vivir en Dios, amándolo todo y a todos. Y, así, los
que han amado —María, Madre de Dios y Madre nuestra; los santos; los que han
sido fieles hasta el fin de la vida terrenal— han podido escuchar: «Muy bien,
siervo bueno y fiel (...): entra en la alegría de tu señor» (Mt 25,23).
¡Convirtámonos! ¡Vale la pena!: amaremos, y seremos
felices desde ahora.
+ Rev. D. Lluís ROQUÉ i Roqué (Manresa, Barcelona,
España)
Palabras de San Juan Pablo II
“Si sientes la llamada de Dios que te dice “sígueme”,
no la acalles, sé generoso, responde como María
ofreciendo a Dios el sí gozoso de tu persona y de tu
vida”
Tema del día:
Convertirse y creer
Hoy nos trae el evangelio la primera predicación de Jesús
y la llamada definitiva a los 4 primeros apóstoles. El evangelista quiere
enlazar a Jesús con Juan Bautista, el precursor, no sólo en cuanto a la
persona, sino también en la doctrina de la conversión, aunque Jesús anuncia ese
Reino de Dios como algo ya presente. En el mensaje de la primera predicación
aparecen cuatro temas: el cumplimiento del tiempo, el Reino de Dios, la
conversión y la fe en el Evangelio. Los cuatro se pueden resumir en lo que dice
al principio: que Jesús comenzó a predicar el Evangelio de Dios. Evangelio
significa la Buena Noticia. A veces cuando uno se pone a leer el periódico u
oír la radio, quisiera leer o escuchar alguna buena noticia; pero con
frecuencia lo único que se encuentran son malas noticias: gente que se mata,
otros que mueren de hambre. Y sin embargo está la buena noticia de que Dios ha
venido para decirnos que somos sus hijos, que el mundo está hecho en justicia,
verdad y paz. Muchos no se lo creen; pero hay muchas personas que viven esta
realidad del Evangelio con pleno gozo.
Jesús decía que la espera, simbolizada por el tiempo de
los profetas, ya se había terminado, porque entre nosotros ya estaba el Reino
de Dios. Ya sabemos que el Reino de Dios pleno sólo se dará en el cielo; pero
de nosotros depende que esté más presente en esta vida. Dios es el que lo hace,
pero quiere nuestra colaboración.
¿Qué tenemos que hacer? Dos cosas nos dice hoy Jesús:
necesitamos convertirnos y creer en el Evangelio. La conversión es un cambio de
mentalidad para acomodar nuestra vida a las enseñanzas del Evangelio. No es
fácil la conversión, cuando ya nos creemos que somos cristianos. Hay muchos
cristianos que no se han planteado la necesidad de una elección personal y
responsable por Cristo. Son cristianos por la tradición familiar o social, por
las prácticas religiosas, por el terror del más allá; pero el verdadero
Evangelio, la Buena Noticia, les es desconocido, su vida no la interpelan a la
luz del Evangelio y por eso se necesita una transformación profunda y vital en
los modos de pensar y actuar. Convertirse es cambiar la forma de ser, es
cambiar de vivir la religión: de sólo formalista a vivirla con intimidad; es
cambiar la forma de valorar a la gente, de ver sus necesidades y problemas a la
luz del Evangelio.
Para poder entrar y vivir en el Reino de Dios, Jesús nos
habla de una acción más bien negativa como es la conversión o quitar lo malo, y
de una positiva que es creer en el Evangelio. Creer es ver lo positivo de la
vida, es confiar en Dios que hará algo grande en nuestra vida ahora y después
de la muerte, es estar convencido de que es posible estando con Dios. Para esto
hay que seguir a Jesús. Por eso a continuación nos describe la llamada a los 4
primeros apóstoles y la generosidad con que responden dejándolo todo para estar
y vivir con Jesús. Después vendría la labor de la predicación.
No a todos nos llamará para ser predicadores, aunque de
alguna manera todos debemos predicar. Pero a lo que sí nos llama es a seguirle.
El Evangelio y el Reino de Dios es una misma cosa con Jesucristo. Jesús no sólo
anuncia el Reino, sino que es el mismo Reino. Jesús es la Palabra de Dios que
se anuncia a la humanidad. Por eso convertirse es tener en nosotros la misma
mentalidad, los mismos sentimientos de Jesús. Por lo menos tender a ello. Lo
primero será arrepentirnos de los pecados. Dios está deseando perdonarnos, como
hizo con la ciudad de Nínive, de que nos habla hoy la primera lectura. Escuchó
a Dios a través del profeta Jonás, que predicó con entusiasmo, obedeciendo a
Dios, aunque ni el mismo profeta estaba convencido.
Creer en el Evangelio nunca es un acto terminado y
conseguido, sino que siempre estamos en camino y continuamente debemos
renovarnos para que el Reino de Dios penetre más y más en nuestro espíritu.
Este Reino no es algo material, como estaban acostumbrados a pensar los
primeros oyentes de Jesús. Toda su vida sería explicar este reino de paz, de
justicia y amor, que debemos pedir: “Venga tu Reino, Señor”.
© P. Silverio Velasco
Nuevo vídeo y artículo
Hay un nuevo vídeo subido a este blog.
Para verlo tienes que ir al final de la página.
Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo
II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:
Agradecimientos
Dicen que en el cielo hay dos oficinas diferentes para
tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí
los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la
cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por
las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque
prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para
dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas"
pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la
segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como
respuesta a nuestros pedidos de oración.
Desde Perú, Alina Nelly Z. T. quiere agradecer a Dios
Todopoderoso por la gran familia que le dio y porque hoy domingo 25 de enero,
su hijo Hans Steen cumple 18 años de vida. Que la Virgencita de Guadalupe siga
protegiéndolo y encaminándolo por el sendero de paz y amor.
Desde Madrid, llega un agradecimiento a Dios y a las
oraciones hechas por Julen, un
lactante internado grave, en espera de un trasplante de médula ósea, y que en
estos días ha experimentado una leve mejoría, mientras seguimos rezando para
que llegue un donante y se pueda trasplantar.
Unidos a María
La devoción a
María es señal de predestinación a la gloria, puesto que el Señor, a quien
quiere salvar, le inspira ser muy devoto de María.
¡Qué alegría si
somos muy devotos de la Virgen, porque tenemos asegurado el Paraíso! Y no
porque podamos seguir pecando tranquilamente, siendo sus devotos, sino porque
Ella hará que enderecemos nuestra senda y dejemos el pecado.
Pensemos que el
mismo Dios, que es la Belleza infinita, y que por lo tanto conoce de belleza,
ha quedado arrobado, enamorado de la belleza de la Virgen. Y que esta idea nos
baste para amarla y desear verla en el Cielo, y estar para siempre con Ella
disfrutando por los siglos de los siglos.
¡Gracias a Dios
que todavía estamos vivos leyendo este mensaje, y que tenemos tiempo de
volvernos a María y mejorar nuestro trato con Ella y amarla más cada día,
porque entonces nos estamos asegurando un lugar en el Paraíso!
¡Pobres
protestantes que tienen en una pobre estima a la Santísima Virgen, y no se dan
cuenta de que si Jesucristo nació de Ella, es porque es la más santa de todas
las criaturas, y sólo inferior a Dios!
Amemos a María y
démosle el gusto de ser buenos, pacíficos, amorosos y valientes, para que esta
Señora nos tenga por sus predilectos y nos arranque de la boca del infierno.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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