PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año 10 - Número 2726
~ Viernes 3 de Julio de 2015
Desde la ciudad de
Córdoba (Argentina)
Alabado
sea Jesucristo…
Acceder a un callado momento con Dios
significa volver la espalda a la actividad exterior, olvidarse del ruido y de
las cosas, aspirar hondo y relajarse plenamente, hasta alcanzar un estado de
calma.
En silencio voy más allá del
reposo. Se me abre la puerta de un sitio
de quietud interior donde comulgo con Dios.
En este sitio de silencio y comunión conozco el tierno toque de Dios,
que me llena el cuerpo y aquieta la mente.
Siento el cálido fulgor del amor divino que se alza suavemente dentro de
mí, calmando y sanando mi cuerpo, mi mente y mis emociones. Sé y entiendo el amor incondicional de Dios
por mí.
En silencio con Dios recuerdo quién
soy. Me colma la paz que sobrepasa todo
entendimiento. Desde este lugar vuelvo a
mi diario vivir y saboreo la plenitud de mi vida.
¡Buenos días!
Los monos y la cereza
Todo
crecimiento va acompañado de renuncia, empezando por el nacimiento cuando el
bebé, entre estridentes sollozos, deja el tibio vientre materno. Renuncia y
desapego que te proyectan a una nueva etapa de maduración, a nuevos horizontes…
Es una ley de la vida y violarla significaría estancamiento y frustración. Un
ejemplo para aclarar la reflexión:
Conocedor de cuánto les gustan las cerezas a
los monos, un cazador inventó un sencillo método para cazarlos: colocó una
cereza en el interior de un frasco de vidrio y lo dejó abierto en la selva.
Cuando llegó el primer mono, metió la mano en el recipiente, decidido a atrapar
el rico fruto. Instintivamente, cerró el puño con firmeza y observó, con
inesperada tristeza, que no podría lograr su objetivo a pesar de su afán. La
mano había quedado atascada por la boca del frasco, aunque con el fruto
alcanzado. El cazador se acercó al mono, lo ató, le dio un fuerte y preciso
golpe en el codo y logró sacar la mano sin la cereza, intacta para una nueva víctima golosa.
A
veces en la vida puede ocurrirte algo similar: Por no soltar algunos apegos, te
quedas debilitado y vulnerable ante cualquier mínimo temporal devastador. Jesús
dijo claramente, refiriéndose a nuestro bien básico: “El que tiene apego a su
vida la perderá; y el que no está apegado a su vida en este mundo la conservará
para la vida eterna” (Jn 12,25).Piénsalo y que te ayude a crecer.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de
Dios:
Evangelio de hoy
Tomás, uno de los Doce, llamado el
Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían:
«Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal
de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano
en su costado, no creeré».
Ocho días después, estaban otra vez sus
discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las
puertas cerradas, y dijo: «La paz con vosotros». Luego dice a Tomás: «Acerca
aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas
incrédulo sino creyente». Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío». Dícele
Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han
creído». (Jn 20,24-29)
Comentario
Hoy, la Iglesia celebra la fiesta de
santo Tomás. El evangelista Juan, después de describir la aparición de Jesús,
el mismo domingo de resurrección, nos dice que el apóstol Tomás no estaba allí,
y cuando los Apóstoles —que habían visto al Señor— daban testimonio de ello,
Tomás respondió: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi
dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré»
(Jn 20,25).
Jesús es bueno y va al encuentro de
Tomás. Pasados ocho días, Jesús se aparece otra vez y dice a Tomás: «Acerca
aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas
incrédulo sino creyente» (Jn 20,27).
—Oh Jesús, ¡qué bueno eres! Si ves que
alguna vez yo me aparto de ti, ven a mi encuentro, como fuiste al encuentro de
Tomás.
La reacción de Tomás fueron estas
palabras: «Señor mío y Dios mío!» (Jn 20,28). ¡Qué bonitas son estas palabras
de Tomás! Le dice “Señor” y “Dios”. Hace un acto de fe en la divinidad de
Jesús. Al verle resucitado, ya no ve solamente al hombre Jesús, que estaba con
los Apóstoles y comía con ellos, sino su Señor y su Dios.
Jesús le riñe y le dice que no sea
incrédulo, sino creyente, y añade: «Dichosos los que no han visto y han creído»
(Jn 20,28). Nosotros no hemos visto a Cristo crucificado, ni a Cristo
resucitado, ni se nos ha aparecido, pero somos felices porque creemos en este
Jesucristo que ha muerto y ha resucitado por nosotros.
Por tanto, oremos: «Señor mío y Dios
mío, quítame todo aquello que me aparta de ti; Señor mío y Dios mío, dame todo
aquello que me acerca a ti; Señor mío y Dios mío, sácame de mí mismo para darme
enteramente a ti» (San Nicolás de Flüe).
+ Rev. D. Joan SERRA i Fontanet (Barcelona, España)
Santoral Católico:
Santo Tomás
Apóstol
En los Evangelios recibe el sobrenombre
de Dídimo o Mellizo. Se hizo famoso en las apariciones de Jesús resucitado a
los Apóstoles. Su incredulidad cuando le hablaron de la primera aparición, que
tuvo lugar estando él ausente, desapareció a la vista de Cristo en la segunda,
cuando Jesús le mostró su costado traspasado por la lanza y sus manos llagadas
por los clavos. Entonces acabó proclamando: «¡Señor mío y Dios mío!». San Juan
nos refiere otras actuaciones de Tomás: cuando los otros temían acompañar a Cristo,
él dijo resuelto: «Vayamos también nosotros y muramos con él». Y en la Última
Cena, cuando Jesús les anuncia su partida, Tomás le pregunta: «No sabemos a dónde
vas, ¿cómo podemos saber el camino?», a lo que Jesús responde: «Yo soy el
camino, la verdad y la vida». Tomás es símbolo del hombre en su lento pero
decidido caminar hacia la fe. Según la tradición, evangelizó los pueblos de
Persia y de la India, donde murió mártir.
Oración: Dios todopoderoso,
concédenos celebrar con alegría la fiesta de tu apóstol santo Tomás; que él nos
ayude con su protección, para que tengamos en nosotros vida abundante por la fe
en Jesucristo, tu Hijo, a quien tu apóstol reconoció como su Señor y su Dios.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
© Directorio Franciscano
La frase de hoy
“En la Iglesia, pero también en la
sociedad, existe una palabra clave a la que no tenemos que tener miedo: solidaridad, o sea, saber poner a
disposición de Dios aquello que tenemos, nuestras humildes capacidades, porque
solo en el compartir, en el donarse, nuestra vida será fecunda, dará frutos.
Solidaridad: una palabra mal vista por el espíritu mundano (…) Y también
nosotros experimentamos la solidaridad de Dios con el hombre, una solidaridad
que nunca termina de sorprendernos: Dios se hace cercano a nosotros, en el
sacrificio de la Cruz se abaja entrando en la oscuridad de la muerte para
darnos su vida, que vence el mal, el egoísmo, la muerte”
~ Card. Mario A. Poli ~
Temas Médicos:
Trastornos mentales
Hay muchos
trastornos que se reconocen como enfermedades mentales, unos más graves que
otros. Hoy vamos a ver los tipos más comunes.
1) Los trastornos de ansiedad.
Las
personas con trastornos de ansiedad responden a determinados objetos o
situaciones con miedo y terror, así como con los signos físicos de ansiedad o
nerviosismo, sudoración y aumento del ritmo cardíaco. Un trastorno de ansiedad
se diagnostica si la persona responde de manera inapropiada a una situación, si
la persona no puede controlar la respuesta o si la ansiedad interfiere con el
funcionamiento normal de su día a día. Los trastornos de ansiedad incluyen el
trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de estrés postraumático
(TEPT), trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), trastorno de pánico, desorden de
ansiedad social y algunas fobias específicas.
2) Trastornos del humor.
Estos
trastornos, también llamados trastornos afectivos, implican sentimientos
persistentes de tristeza o períodos con una alegría desbordante así como
fluctuaciones de extrema felicidad a la tristeza más absoluta. Los trastornos
del estado de ánimo más comunes son la depresión y el trastorno bipolar.
3) Trastornos psicóticos.
Los
trastornos psicóticos implican un conocimiento y pensamiento distorsionados.
Dos de los síntomas más comunes de los trastornos psicóticos son las
alucinaciones y los delirios (falsas creencias que la persona enferma acepta
como verdaderas a pesar de la evidencia de lo contrario). La esquizofrenia es
un ejemplo de un trastorno psicótico.
4) Trastornos de la alimentación.
Los
trastornos de la alimentación implican emociones extremas, actitudes y
comportamientos que afectan a nuestro peso. La anorexia, la bulimia nerviosa y
el trastorno por atracón son los desórdenes alimenticios más comunes.
5) Los trastornos de adicción y el control de los
impulsos.
Las
personas aquejadas con estos trastornos no son capaces de resistir impulsos que
podrían ser perjudiciales para ellos o para otros. La piromanía (obsesión por
los incendios), la cleptomanía (robar) y el juego compulsivo, son ejemplos de
trastornos del control de impulsos. El alcohol y las drogas son comunes en los
trastornos de adicción. A menudo, las personas con estos trastornos se
involucran tanto con los objetos de su adicción que empiezan a ignorar las
responsabilidades y relaciones.
6) Trastornos de la personalidad.
Las
personas con trastornos de la personalidad tienen rasgos de personalidad
extremistas e inflexibles que afligen a la persona y/o causan problemas en el
trabajo, la escuela o las relaciones sociales. Además, los patrones de
pensamiento y comportamiento de la persona difieren significativamente de las
expectativas de la sociedad y son tan rígidas que interfieren con el funcionamiento
normal de la persona. Los ejemplos incluyen el trastorno de personalidad
antisocial, el trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad y el trastorno
paranoide de la personalidad.
7) Trastorno de adaptación.
Los
trastornos de adaptación se producen cuando una persona desarrolla síntomas
emocionales o comportamentales en respuesta a una situación estresante. Los
factores estresantes pueden incluir desastres naturales, tales como un
terremoto o un tornado, determinados acontecimientos o crisis, como por ejemplo
un accidente de coche o el diagnóstico de una enfermedad grave, o problemas
interpersonales, tales como un divorcio, la muerte de un ser querido, la
pérdida de un trabajo o un problema con el abuso de sustancias.
8) Trastornos disociativos.
Las
personas con estos trastornos sufren alteraciones graves o cambios en la
memoria, la conciencia, la identidad y la conciencia general de sí mismos y su
entorno. Estos trastornos generalmente se asocian con un estrés abrumador lo
que puede ser el resultado de eventos traumáticos, accidentes o desastres. El
trastorno de identidad disociativo, antes llamado trastorno de personalidad
múltiple, o “doble personalidad”, y el trastorno de despersonalización son
ejemplos de los trastornos disociativos.
Fuente: Internet
Nuevo artículo
Hay nuevo material publicado en el blog
de “Juan Pablo II inovidable”
Puedes acceder en la dirección:
El rincón del
lector
Desde hace años hemos tenido esta
sección llamada “El rincón del lector”
destinada a dar cabida a los mensajes, opiniones y comentarios de las personas
que leen Pequeñas Semillitas, que han podido expresarse libre y
respetuosamente. Ahora, con nuestra presencia en Facebook, la posibilidad de
manifestarse es mucho más abierta, directa y permanente.
Igual vamos a mantener esta sección para
los que deseen expresarse por esta vía. Para que tu mensaje se publique debes
dirigirlo por correo electrónico a feluzul@gmail.com con el título "El rincón del lector" y deberá ser muy breve y no
contener conceptos agraviantes para nada ni para nadie.
Los mensajes serán moderados por el
propietario de esta página y se publicarán a medida que el tiempo y el espacio
en la misma lo permitan, y no se admitirán réplicas o respuestas públicas a
mensajes anteriores de otros lectores.
Unidos a María
Tal
vez ya hemos sido sentenciados por Dios por haber cometido algún pecado y
estamos desesperados. ¡No! ¡No desesperemos!, pues mientras exista María a la
derecha de Jesús en el Cielo y a nuestro lado en la tierra, no hay por qué
temer. Solo será inútil recurrir a Ella cuando ya hayamos sido juzgados en el
juicio particular en el momento de nuestra muerte, pero mientras tanto siempre
tendremos el auxilio de María que revocará la sentencia y nos otorgará la
gracia santificante y estaremos contentos otra vez y en paz con Dios, con
nuestros hermanos y con nosotros mismos. Aprovechemos este tiempo de vida que
tenemos sobre la tierra para hacernos muy amigos de María, y así tenerla a
nuestro lado en el momento de nuestra muerte y a la hora de presentarnos al
Juicio de Dios.
Jardinero de Dios
-el más
pequeñito de todos-
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.