martes, 26 de julio de 2016

Pequeñas Semillitas 3080

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 11 - Número 3080 ~ Martes 26 de Julio de 2016
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
El siquiatra y doctor en medicina y filosofía Raymond Moody es famoso en todo el mundo a raíz de que, en los años 1970, sacó a luz un libro “Vida después de la vida”, en el que narraba muchas de las experiencias que le habían contado sus pacientes sobre el más allá, cuando habían sido dados clínicamente por muertos. En la actualidad, este tema ha sido estudiado por numerosos investigadores de todo el mundo, cardiólogos, siquiatras, pediatras, anestesistas, sicólogos, teólogos, sociólogos y otros muchos especialistas médicos o estudiosos de otras disciplinas. Todos están de acuerdo en que estas experiencias son reales y que no son fruto de alucinaciones o de imaginaciones arbitrarias.
Casi todas estas experiencias tienen muchos puntos en común, lo que les da cierta garantía de autenticidad. Y un rasgo común de todas esas experiencias de “muerte clínica con regreso a la vida” es que todos los que han pasado por ese instante relatan una sensación de paz y felicidad, una luz muy blanca y acogedora, presencias familiares y queridas, y el deseo de quedarse allí… de no regresar acá.
Tal vez esto sea una muestra para todos, en el sentido que en el momento de la muerte física no termina todo, sino que algo nuevo comienza; y de nosotros y lo que hagamos con nuestra vida en el mundo, dependerá el camino que Dios nos señalará cuando terminemos la existencia en la tierra. Para pensarlo….

¡Buenos días!

El cuervo y la víbora
Hay en ti dos facultades que te ayudan a tomar buenas decisiones. Son la inteligencia y la voluntad. La inteligencia evalúa las razones a favor o en contra, y ve claro lo más conveniente. Entonces tu voluntad se lanza a la acción. A este proceso se lo llama discernimiento. Es un grave error decidirse arrastrado por una emoción violenta porque oscurece la razón.

Andaba un cuervo muy hambriento y preocupado porque no encontraba comida. Cuando de pronto vio junto a un pajonal, calentándose al sol, a una suculenta víbora. Sin pensarlo dos veces cayó sobre la dormilona, la aferró con sus garras y emprendió el vuelo. Pero la víbora despertando de su sueño, se volvió rápidamente contra el voraz pajarraco y lo mordió. El cuervo sintió un terrible ardor en su sangre y ya a punto de morir dijo: — ¡Desdichado de mí, que encontré un tesoro, pero  a costa de mi vida!

Cuántas veces, ansioso por liberarte de un problema desagradable y ofuscado por zafarte cuanto antes, tomas una mala decisión, que al poco tiempo lamentas. Recupera primero la calma y estudia luego con objetividad el asunto. Puedes también escuchar el parecer de alguna persona competente que te aclare aspectos desapercibidos del tema.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, Jesús despidió a la multitud y se fue a casa. Y se le acercaron sus discípulos diciendo: «Explícanos la parábola de la cizaña del campo». Él respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del Maligno; el enemigo que la sembró es el Diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.
»De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema en el fuego, así será al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad, y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga». (Mt 13,36-43)

Comentario:
Hoy, mediante la parábola de la cizaña y el trigo, la Iglesia nos invita a meditar acerca de la convivencia del bien y del mal. El bien y el mal dentro de nuestro corazón; el bien y el mal que vemos en los otros, el que vemos que hay en el mundo.
«Explícanos la parábola» (Mt 13,36), le piden a Jesús sus discípulos. Y nosotros, hoy, podemos hacer el propósito de tener más cuidado de nuestra oración personal, nuestro trato cotidiano con Dios. —Señor, le podemos decir, explícame por qué no avanzo suficientemente en mi vida interior. Explícame cómo puedo serte más fiel, cómo puedo buscarte en mi trabajo, o a través de esta circunstancia que no entiendo, o no quiero. Cómo puedo ser un apóstol cualificado. La oración es esto, pedirle “explicaciones” a Dios. ¿Cómo es mi oración? ¿Es sincera?, ¿es constante?, ¿es confiada?
Jesucristo nos invita a tener los ojos fijos en el Cielo, nuestra casa para siempre. Frecuentemente vivimos enloquecidos por la prisa, y casi nunca nos detenemos a pensar que un día —lejano o no, no lo sabemos— deberemos dar cuenta a Dios de nuestra vida, de cómo hemos hecho fructificar las cualidades que nos ha dado. Y nos dice el Señor que al final de los tiempos habrá una tría. El Cielo nos lo hemos de ganar en la tierra, en el día a día, sin esperar situaciones que quizá nunca llegarán. Hemos de vivir heroicamente lo que es ordinario, lo que aparentemente no tiene ninguna trascendencia. ¡Vivir pensando en la eternidad y ayudar a los otros a pensar en ello!: paradójicamente, «se esfuerza para no morir el hombre que ha de morir; y no se esfuerza para no pecar el hombre que ha de vivir eternamente» (San Julián de Toledo).
Recogeremos lo que hayamos sembrado. Hay que luchar por dar hoy el 100%. Y que cuando Dios nos llame a su presencia le podamos presentar las manos llenas: de actos de fe, de esperanza, de amor. Que se concretan en cosas muy pequeñas y en pequeños vencimientos que, vividos diariamente, nos hacen más cristianos, más santos, más humanos.
* Rev. D. Iñaki BALLBÉ i Turu (Rubí, Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Joaquín y Santa Ana
Padres de la Santísima Virgen
Una antigua tradición, que arranca del siglo II, atribuye estos nombres a los padres de la Santísima Virgen María. Los evangelios no nos hablan de ellos. Las noticias sobre los mismos nos han sido transmitidas por los escritos apócrifos, en particular el Protoevangelio de Santiago, del siglo II. Éste cuenta que Joaquín contrajo matrimonio a los veinte años con Ana, perteneciente como él a la tribu de Judá y al linaje de David. Procedentes de Galilea, se instalaron pronto en Jerusalén, cerca de la piscina Probática, en la que Jesús curó a un paralítico. La actual iglesia de Santa Ana recuerda esta tradición, aunque según otra, la casa de los abuelos de Jesús estaría en Séforis (Galilea). Ser los padres de María es mucho.
Oración: Señor, Dios de nuestros padres, tú concediste a san Joaquín y a santa Ana la gracia de traer a este mundo a la Madre de tu Hijo; concédenos, por la plegaria de estos santos, la salvación que has prometido a tu pueblo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano    

Palabras del Papa Francisco 
“Las familias no son un problema,
sino principalmente una oportunidad.
Aunque de hecho las familias tienen muchos problemas,
se decide no mirarlas desde allí
sino desde sus posibilidades e ir aún más allá:
mirar el proyecto de Dios sobre la familia”

Historias:
Algo muy grave…
Imagínese usted un pueblo muy pequeño donde hay una señora vieja que tiene dos hijos, uno de 17 y una hija de 14. Está sirviéndoles el desayuno y  tiene una expresión de preocupación. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella les responde:
- No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo. 

El hijo se va a jugar al billar, y en el momento en que va a tirar una carambola sencillísima, el otro jugador le dice:
- Te apuesto un peso a que no la haces.

Todos se ríen. Él se ríe. Tira la carambola y no la hace. Paga su peso y todos le preguntan qué pasó, si era una carambola sencilla Y él contesta: 
- Es cierto, pero me ha quedado la preocupación de una cosa que me dijo mi madre esta mañana sobre algo grave que va a suceder a este pueblo.

Todos se ríen de él, y el que se ha ganado su peso regresa a su casa, donde está con su mamá, o una nieta o en fin, cualquier pariente, feliz con su peso dice y comenta:
 - Le gané este peso a Dámaso en la forma más sencilla porque es un tonto.
- ¿Y por qué es un tonto?
- Porque no pudo hacer una carambola sencillísima estorbado con la idea de que su mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a suceder en este pueblo.

Y su madre le dice:
- No te burles de los presentimientos de los viejos porque a veces salen.

Una pariente oye esto y va a comprar carne. Ella le dice al carnicero:
- Deme un kilo de carne", y en el momento que la está cortando, le dice: Mejor córteme dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar preparado.

El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a comprar un kilo de carne, le dice:
- Mejor lleve dos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar, y se están preparando y comprando cosas.

Entonces la vieja responde:
- Tengo varios hijos, mejor deme cuatro kilos...

Se lleva los cuatro kilos, y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en media hora agota la carne, mata a otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor.
Llega el momento en que todo el mundo en el pueblo, está esperando que pase algo. Se paralizan las actividades y de pronto a las dos de la tarde alguien dice:

- ¿Se ha dado cuenta del calor que está haciendo?
- ¡Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor!
- Sin embargo -dice uno-, a esta hora nunca ha hecho tanto calor.
- Pero a las dos de la tarde es cuando hace más calor.
- Sí, pero no tanto calor como ahora.

 Al pueblo desierto, a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz:
- Hay un pajarito en la plaza.
Y viene todo el mundo espantado a ver el pajarito.
- Pero señores, siempre ha habido pajaritos que bajan.
- Sí, pero nunca a esta hora.

Llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo, que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo.
- Yo sí soy muy macho -grita uno-. Yo me voy.

Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central donde todo el pueblo lo ve. Hasta que todos dicen:
- Si este se atreve, pues nosotros también nos vamos.

Y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo. Se llevan las cosas, los animales, todo.
Y uno de los últimos que abandona el pueblo, dice:
- Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa.
Y entonces la incendia y otros incendian también sus casas.
Huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio, le dice a su hijo que está a su lado:
 - ¿Vistes mi hijo, que algo muy grave iba a suceder en este pueblo?"

Esto se llama la profecía auto cumplida.
*Autor: Gabriel García Marquez

Moraleja: "No hagas caso del rumor". "No seas tú mismo un instrumento para crear el caos". Tratemos de construir, no de destruir.

Mensaje de María Reina de la Paz 
Mensaje de María Reina de la Paz del 25 de Julio de 2016

“Queridos hijos! Los miro y los veo perdidos, y no tienen oración ni alegría en el corazón. Hijitos, regresen a la oración y pongan a Dios en el primer lugar y no al hombre. No pierdan la esperanza que les traigo. Hijitos, que este tiempo sea para ustedes, buscar cada día más a Dios en el silencio de su corazón y oren, oren, oren hasta que la oración se convierta en alegría para ustedes. Gracias por haber respondido a mi llamado. ”

Los cinco minutos de Dios
Julio 26
¿Conoces algún libro de recetas de cocina? Seguro que al menos en alguna revista hojeaste por curiosidad alguna de esas recetas.
¿Deseas que te presente una receta original? La escribió un sabio y prudente autor de esta forma:
“Tome una gran cantidad de alegría y déjela hervir a fuego lento, sin parar. Póngale un tazón bien lleno de leche de bondad y enseguida agregue una medida completa de consideración y respeto hacia los demás. Mezcle con esos ingredientes una cucharada de comprensión; pero una buena cucharada, no una de café, sino sopera; si pone un cucharón, la receta no se estropeará, más bien ganará. Sazone todo eso con abundante caridad; desparrámela bien por todo el conjunto de horas, tiempos y personas. Mezcle todo perfectamente y enseguida con todo cuidado ciérnalo por un colador, para eliminar cualquier partícula de egoísmo. Para servirlo, sírvalo con abundante salsa de amor. Es exquisito y cautivador”.
“Cristo es quien nos revela que Dios es amor, a la vez que nos enseña que la ley fundamental de la perfección humana, y por lo tanto de la transformación del mundo, es el mandamiento nuevo del amor. Así pues, a los que creen en la ley de la caridad divina les da la certeza de que abrir a todos los hombres los caminos del amor y esforzarse por instaurar la fraternidad universal no son cosas inútiles” (GS 38)
* P. Alfonso Milagro

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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