martes, 17 de enero de 2017

Pequeñas Semillitas 3243

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 12 - Número 3243 ~ Martes 17 de Enero de 2017
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Dios, dame el día de hoy Fe para seguir adelante. Dame grandeza de espíritu para perdonar. Dame paciencia para comprender y esperar. Dame voluntad para no caer. Dame fuerza para levantarme si caído estoy. Dame amor para dar. Dame lo que necesito y no lo que quiero. Dame elocuencia para decir lo que debo decir. Haz que yo sea el mejor ejemplo para mis hijos, para mi familia. Has que yo sea el mejor amigo de todos mis amigos. Hazme fuerte para recibir los golpes de la vida. Déjame saber qué es lo que tú quieres de mí. Déjame tu Paz para que la comparta con quien no la tenga. Por último, anda conmigo y déjame saber que es así. Amén

¡Buenos días!

Abrir el corazón
La sinceridad es una virtud exigente, ya que puedes faltar a la verdad de distintas y sutiles maneras. Por ejemplo, con la simulación, que es mentir con los hechos, o con la hipocresía pasando por lo que no eres, o con jactancias atribuyéndote excelencias que no posees, o con adulaciones cuando engañas para sacar algún provecho de los otros.

Abrir el corazón es ser sincero por encima de todos los engaños que nos hacen aparentar ser fríos e invulnerables. Es un acto de generosidad con los demás y un ejercicio de honestidad con nosotros mismos. Es apuntar a lo más sublime de nuestro ser, reconociendo en los demás aquello que también está en nosotros. Es sembrar ahora mismo la semilla selecta que hemos guardado para un mejor momento. Es seguir el impulso de lo noble, justo y recto que hay en ti. Deja hablar al corazón, porque ése es el mejor maestro que te llevará a un conocimiento más profundo.

Vivir con sinceridad es decidirte a hablar con la verdad en la mano aunque a veces te cueste; a no mentir para salir de una dificultad o librarte de una responsabilidad; a no mentir para que los demás piensen algo bueno de ti; a reconocer con honestidad cuando te has equivocado sin tratar de justificarte. He aquí un camino exigente de grandeza moral.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
Un sábado, cruzaba Jesús por los sembrados, y sus discípulos empezaron a abrir camino arrancando espigas. Decíanle los fariseos: «Mira ¿por qué hacen en sábado lo que no es lícito?». Él les dice: «¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y él y los que le acompañaban sintieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en tiempos del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió los panes de la presencia, que sólo a los sacerdotes es lícito comer, y dio también a los que estaban con él?». Y les dijo: «El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado. De suerte que el Hijo del hombre también es señor del sábado». (Mc 2,23-28)

Comentario:
Hoy como ayer, Jesús se las ha de tener con los fariseos, que han deformado la Ley de Moisés, quedándose en las pequeñeces y olvidándose del espíritu que la informa. Los fariseos, en efecto, acusan a los discípulos de Jesús de violar el sábado (cf. Mc 2,24). Según su casuística agobiante, arrancar espigas equivale a “segar”, y trillar significa “batir”: estas tareas del campo —y una cuarentena más que podríamos añadir— estaban prohibidas en sábado, día de descanso. Como ya sabemos, los panes de la ofrenda de los que nos habla el Evangelio, eran doce panes que se colocaban cada semana en la mesa del santuario, como un homenaje de las doce tribus de Israel a su Dios y Señor.
La actitud de Abiatar es la misma que hoy nos enseña Jesús: los preceptos de la Ley que tienen menos importancia han de ceder ante los mayores; un precepto ceremonial debe ceder ante un precepto de ley natural; el precepto del reposo del sábado no está, pues, por encima de las elementales necesidades de subsistencia. El Concilio Vaticano II, inspirándose en la perícopa que comentamos, y para subrayar que la persona ha de estar por encima de las cuestiones económicas y sociales, dice: «El orden social y su progresivo desarrollo se han de subordinar en todo momento al bien de la persona, porque el orden de las cosas se ha de someter al orden de las personas, y no al revés. El mismo Señor lo advirtió cuando dijo que el sábado había sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado (cf. Mc 2,27)».
San Agustín nos dice: «Ama y haz lo que quieras». ¿Lo hemos entendido bien, o todavía la obsesión por aquello que es secundario ahoga el amor que hay que poner en todo lo que hacemos? Trabajar, perdonar, corregir, ir a misa los domingos, cuidar a los enfermos, cumplir los mandamientos..., ¿lo hacemos porque toca o por amor de Dios? Ojalá que estas consideraciones nos ayuden a vivificar todas nuestras obras con el amor que el Señor ha puesto en nuestros corazones, precisamente para que le podamos amar a Él.
* Rev. D. Ignasi FABREGAT i Torrents (Terrassa, Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Antonio
Abad
Patrono de los ganaderos, veterinarios y protector de los animales.

Nació en una población del alto Egipto, al sur de Menfis, el año 251. Antonio se retiró a la soledad siguiendo el ejemplo de un anciano ermitaño de los alrededores. El trabajo manual, la oración y la lectura constituyeron en adelante su principal ocupación. A los 54 años de edad, hacia el año 305, abandonó su celda en la montaña y fundó un monasterio en Fayo. El monasterio consistía originalmente en una serie de celdas aisladas, pero no podemos afirmar con certeza que todas las colonias de ascetas fundadas por san Antonio estaban concebidas de igual manera. Más tarde, fundó otro monasterio llamado Pispir, cerca del Nilo.

San Antonio exhortaba a sus hermanos a preocuparse lo menos posible por su cuerpo, pero se guardaba bien de confundir la perfección, que consiste en el amor de Dios, con la mortificación. Aconsejaba a sus monjes que pensaran cada mañana que tal vez no vivirían hasta el fin del día, y que ejecutaran cada acción, como si fuera la última de su vida. "El demonio -decía- teme al ayuno, la oración, la humildad y las buenas obras, y queda reducido a la impotencia ante la señal de la cruz".

Hacia el año 355, hizo un viaje a Alejandría a petición de los obispos para refutar a los arrianos. Ahí predicó la consustancialidad del Hijo con el Padre, acusando a los arrianos a confundirse con los paganos "que adoran y sirven a la creatura más bien que al Creador", ya que hacían del Hijo de Dios una creatura.

Este verdadero padre del monaquismo murió en el año 356, a la edad de 105 años. Parece que en 561, sus restos fueron descubiertos y trasladados a Alejandría, después a Constantinopla, y finalmente a Vienne de Francia.
© Aciprensa    

Palabras del Papa Francisco
 
“La Iglesia, a veces, se ha dejado encerrar
en pequeñas cosas, en pequeños preceptos.
La cosa más importante, en cambio,
es el primer anuncio: «¡Jesús te ha salvado!».
Y los ministros de la Iglesia deben ser,
por encima de cualquier otra cosa,
ministros de misericordia [...]
El anuncio del amor de salvación de Dios
es previo a la obligación moral y religiosa.
Hoy parece prevalecer, a veces, el orden al revés”

Biblioteca de archivos
Recuerda que en la página (blog) de "Pequeñas Semillitas" y también en "Juan Pablo II inolvidable", en la columna lateral derecha, hay un enlace con la misma imagen que ves arriba de este escrito, desde donde se ingresa a la Biblioteca de archivos. Ingresando allí encontrarás una selección de los mejores artículos publicados en “Pequeñas Semillitas” que podrás leer o descargar a tu computadora.
Entre los archivos de texto (pdf) están en forma completa los documentos papales: "Lumen Fidei", "Evangelii Gaudium", "Misericordiae Vultus" y "Laudato Si". También está el Diario de Santa Faustina y hay enlaces para ver películas con la vida de grandes santos de la Iglesia.

Tema del día:
Oración favorita de Benedicto XVI 
El periodista Peter Seewald llevó a cabo numerosas entrevistas con el papa emérito y las publicó en septiembre de 2016 en el libro “Últimas conversaciones”. En el transcurso de estas entrevistas se encuentra una auténtica joya espiritual: la oración preferida de Benedicto XVI. Se trata de la “oración común” de Pedro Canisio, el “segundo apóstol de Alemania”:

“¡Dios eterno y todopoderoso, Señor, Padre celestial!

Vuelve tu mirada misericordiosa hacia nuestro llanto, nuestras miserias y nuestras penas.

Ten piedad de todos los cristianos para los que tu Hijo Único, nuestro Señor bien amado y Salvador, Jesucristo, entregó su propia voluntad en manos de los pecadores y derramó su preciosa sangre sobre la santa cruz.

Por Jesucristo, nuestro Señor, líbranos de todas nuestras penas, de los peligros presentes y futuros, de los rencores, las guerras y las armas, del hambre, de los momentos de angustia y de miseria.

En tu bondad, ilumina y fortalece a nuestros dirigentes religiosos y nuestros gobernantes, para que con sus acciones puedan participar de tu gloria divina, de nuestra salvación, de la paz y del bien de toda la cristiandad.

Concédenos, oh Señor, la paz, una justa unidad en la fe, sin divisiones ni separaciones.

Orienta nuestros corazones a la auténtica penitencia y a la edificación de nuestras vidas.

Enciende en nosotros el fuego de tu amor.

Danos hambre y sed de tu justicia, de modo que, como hijos obedientes, podamos regocijarte con nuestra vida y en la hora de nuestra muerte.

Te rogamos también, oh Dios nuestro, que se haga tu voluntad en nuestros amigos y enemigos, en las personas de buena salud y enfermas, en todos los cristianos afligidos y atribulados, en los vivos y en los difuntos, en nuestras profesiones y empresas, en nuestra vida y nuestra muerte.

Ayúdanos a beneficiarnos de tu gracia en este mundo y que vayamos allá donde estén todos tus elegidos para alabarte, honrarte y glorificarte junto a ellos.

¡Concédenos esto, oh Señor, Padre nuestro celestial!

Por tu Hijo Jesucristo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén”.
Fuente:Aleteia

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por los damnificados por las inundaciones en las provincias centrales de Argentina. También por quienes padecen catástrofes naturales en diversos lugares de todo el mundo.

Pedimos oración por las necesidades materiales y espirituales de Mariam y su familia, que Jesús bien conoce. ¡Te lo pedimos Señor!

Pedimos oración por Elda A., que será sometida a una operación de reemplazo de cadera dentro de dos días. Que Dios misericordioso le conceda la gracia de una pronta recuperación. 

Pedimos oración para Evelia S. K., que está en terapia intensiva después de un cateterismo, rogando al Altísimo que pronto se restablezca completamente su salud.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Los cinco minutos de María
Enero 17
Siendo fiel a la Virgen, soy fiel a Cristo; si no reniego de María, no niego a Cristo; y si no niego a Cristo, no seré negado por Cristo ante el Padre.
Pero la mejor forma de que el Padre no me niegue es presentarme ante Él de la mano de María. Un buen método para conocer al hijo es conocer a la madre; la calidad del trigo se mide por la selección de la espiga; repitamos, pues, el clásico adagio: “A Jesús por María”.
María, que fuiste fiel al Padre siguiendo a Jesucristo, ayúdanos a continuar este camino.
* P. Alfonso Milagro

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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