PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
12 - Número 3316 ~ Viernes 31 de Marzo de 2017
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
En
estos días de Cuaresma, es interesante considerar que por la visión de los
mártires de la Iglesia, el entonces Cardenal Ratzinger explicaba: “La visión de
la tercera parte del “secreto” (de Nuestra Señora de Fátima, Portugal) tan
angustiante en un principio, se termina con una imagen de esperanza: ningún sufrimiento
es en vano, y precisamente, una Iglesia
que sufre, una Iglesia de mártires, es un signo indicador para el hombre a la
búsqueda de Dios.”
Pero
el Cardenal Ratzinger habla del significado de la visión en su conjunto,
recordando que se trata de eventos pasados, pero con un mensaje siempre actual
de conversión y penitencia. “Las situaciones a las que hace referencia la
tercera parte del “secreto” de Fátima parecen pertenecer al pasado”.
Los
que esperan las revelaciones apocalípticas excitantes sobre el fin del mundo y
sobre el desarrollo futuro de la historia, estarán decepcionados. Lo que nos
queda, lo hemos visto desde el principio de nuestra reflexión del texto del
“secreto”: la exhortación a la oración como camino para la “salvación de las
almas” y en el mismo sentido el llamado a la penitencia y a la conversión.
¡Buenos días!
Dibujaba a Dios
Un
poeta escribió que “los niños vienen a la tierra con todo el cielo enredado en
los ojos”. Sin duda quiso expresar que tienen unos ojos tan inocentes y puros
que nos hacen pensar en la santidad de ese Dios que es todo luz y pureza, “en
quien no hay tiniebla alguna” (1 Jn 1,5). Lee la anécdota de una niña que
parecía traer a Dios prendido en la diafanidad de sus recuerdos…
Una maestra de Jardín observaba a sus alumnos
mientras hacían un dibujo libre que les había pedido. Al llegar al lado de una
niñita que muy concentrada hacía su trabajo, la maestra le preguntó qué era
aquello que dibujaba. La niña le respondió: “Estoy dibujando a Dios”. La
maestra le replicó: “Pero es que nadie sabe cómo es Dios, porque nadie lo ha
visto”. Sin levantar siquiera la vista del dibujo, la niñita añadió muy segura:
“Lo verán dentro de un minuto”.
“Si
no vuelven ustedes a ser como niños, no entrarán en el Reino de los cielos”, dijo
Jesús. Los niños son puros, inocentes, sencillos, sinceros, humildes,
confiados. Pidamos al Señor con insistencia que estas cualidades vayan
configurando nuestro corazón para poder ver ese divino rostro que sólo se revelará
a los puros de corazón.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Jesús estaba en Galilea, y no podía andar por Judea, porque los
judíos buscaban matarle. Se acercaba la fiesta judía de las Tiendas. Después
que sus hermanos subieron a la fiesta, entonces Él también subió no manifiestamente,
sino de incógnito.
Mediada
ya la fiesta, subió Jesús al Templo y se puso a enseñar. Decían algunos de los
de Jerusalén: «¿No es a ése a quien quieren matar? Mirad cómo habla con toda
libertad y no le dicen nada. ¿Habrán reconocido de veras las autoridades que
éste es el Cristo? Pero éste sabemos de dónde es, mientras que, cuando venga el
Cristo, nadie sabrá de dónde es». Gritó, pues, Jesús, enseñando en el Templo y
diciendo: «Me conocéis a mí y sabéis de dónde soy. Pero yo no he venido por mi
cuenta; sino que me envió el que es veraz; pero vosotros no le conocéis. Yo le
conozco, porque vengo de Él y Él es el que me ha enviado». Querían, pues,
detenerle, pero nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora. (Jn 7,1-2.10.14.25-30)
Comentario:
Hoy,
el Evangelio nos permite contemplar la confusión que surgió sobre la identidad
y la misión de Jesucristo. Cuando la gente es puesta cara a cara ante Jesús,
hay malentendidos y presunciones acerca de quién es Él, cómo en Él se cumplen o
no las profecías del Antiguo Testamento y sobre lo que Él realizará. Las
suposiciones y los prejuicios conducen a la frustración y a la ira. Esto ha
sido así siempre: la confusión alrededor de Cristo y de la enseñanza de la
Iglesia despierta controversia y división religiosa. ¡El rebaño se dispersa si
las ovejas no reconocen a su pastor!
La
gente dice: «Éste sabemos de dónde es, mientras que, cuando venga el Cristo,
nadie sabrá de dónde es» (Jn 7,27), y concluyen que Jesús no puede ser el
Mesías porque Él no responde a la imagen del “Mesías” en la que ellos habían
sido instruidos. Por otra parte, saben que los Príncipes de los Sacerdotes
quieren matarle, pero al mismo tiempo ven que Él se mueve libremente sin ser
arrestado. De manera que se preguntan si quizá las autoridades «habrán
reconocido de veras que éste es el Cristo» (Jn 7,26).
Jesús
ataja la confusión identificándose Él mismo como el enviado por el que es
“veraz” (cf. Jn 7,28). Cristo es consciente de la situación, tal como lo
retrata Juan, y nadie le echa mano porque todavía no le ha llegado la hora de
revelar plenamente su identidad y misión. Jesús desafía las expectativas al
mostrarse, no como un líder conquistador para derrocar la opresión romana, sino
como el “Siervo Sufriente” de Isaías.
El
Papa Francisco escribió: «La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida
entera de los que se encuentran con Jesús». Es urgente que nosotros ayudemos a
cada uno a ir más allá de las suposiciones y prejuicios sobre quién es Jesús y
qué es la Iglesia, y a la vez facilitarles el encuentro con Jesús. Cuando una
persona llega a saber quién es realmente Jesús, entonces abundan la alegría y
la paz.
* Fr. Matthew J. ALBRIGHT (Andover, Ohio, Estados
Unidos)
Santoral Católico:
San Benjamín
Diácono y Mártir
Fue
diácono en la Iglesia de Argol (Persia). Durante el reinado de Vararane V,
perseguidor de los cristianos, no cesó de predicar el Evangelio, mostrando un
gran celo misionero tanto a la hora de sostener en la fe a los fieles como a la
hora de llevarla a los paganos.
El
rey Yezdigerd, hijo de Sapor II puso fin a la cruel persecución de los
cristianos que había sido llevado al cabo en Persia durante el reinado de su
padre. Sin embargo, el obispo Abdas con un celo mal entendido incendió el Pireo
o templo del fuego, principal objeto del culto de los persas. El rey amenazó
con destruir todas las iglesias de los cristianos, a menos que el obispo
reconstruyera el templo, pero éste se rehusó a hacerlo; el rey lo mandó a matar
e inició una persecución general que duró 40 años. Uno de los primeros mártires
fue Benjamín, diácono. Después de que fuera golpeado, estuvo encarcelado
durante un año, pero obtuvo su libertad gracias al embajador del Constantinopla
y prometiendo bajo su responsabilidad que el santo se abstendría de hablar
acerca de su religión. Sin embargo, Benjamín declaró que él no podía cumplir
tal condición y, no perdió la oportunidad de predicar el Evangelio. Fue de
nuevo aprehendido y llevado ante el rey, quien lo sometió a crueles torturas,
siendo luego decapitado hacia el año 420.
© Directorio Franciscano Aciprensa
Pensamiento del día
"La Iglesia toma conciencia de su misión,
la de ser una “Iglesia en salida”.
La misión avanza con la fuerza de la Palabra,
el testimonio de una vida auténtica y el respeto a la
libertad.
La misión necesita de testigos
que expresen con sus vidas el evangelio que predican.
El espíritu de la misión es una gracia
que hay que pedir y una tarea que debemos realizar”
Mons. José María Arancedo
Temas Médicos:
Derechos del enfermo terminal
La
ley puede otorgar ciertos derechos. Pero hay derechos que existen por encima de
la ley.
El
derecho a ser curado, a ser atendido como enfermo, es anterior a cualquier ley.
Como también es derecho del enfermo el decidir si seguir o no seguir un
tratamiento concreto si tiene motivos válidos para pedir una cosa u otra.
Por
eso, una ley sobre la suspensión de tratamientos debería limitarse a garantizar
el derecho del enfermo a dar su “sí” o su “no” a ciertas intervenciones médicas
que, a juicio del enfermo, puedan ser vistas como muy dolorosas o excesivamente
pesadas para su situación concreta.
En
cambio, una ley sobre un tema tan delicado no debería convertirse en un método
sutil para introducir dos delitos: la eutanasia y la asistencia al suicidio.
La
eutanasia es siempre un homicidio, porque consiste en producir la muerte de un
enfermo. Ningún estado debe permitir que una persona tenga permiso para
eliminar a otro, aunque sea un “enfermo terminal”.
Igualmente,
el suicidio asistido es también un delito, incluso en algunos casos un
homicidio. Será un delito grave, colaboración en un suicidio, si el que
“asiste” se limita a dar medicinas u otras ayudas para que el suicida pueda
realizar su deseo. Será homicidio si el que “asiste” acaba con la vida de quien
desea suicidarse.
El
que una persona, sana o enferma, pida a otro que termine con su vida, no otorga
ninguna excepción a la regla universal: nadie tiene derecho a eliminar la vida
de otro ser humano.
Hemos
de garantizar al máximo todos los derechos de cualquier persona que sufra una
enfermedad, especialmente si se trata de una enfermedad terminal. Tal persona
merece ser atendida en su dolor, merece recibir aquellos tratamientos que ella
considere adecuados. Tiene, además, el derecho a decir “no” a una acción médica
que sea vista como sumamente dolorosa y que ofrezca muy pocas esperanzas de
mejorías.
El
enfermo, por lo tanto, tiene derecho a renunciar a aquellos tratamientos que ya
no le devolverán la salud y que le resulten sumamente pesados. En ese caso,
deberá recibir las atenciones mínimas que merece como ser humano: tratamiento
del dolor, alimentación, hidratación. Deberá recibir, sobre todo, cariño y
acompañamiento humano, que son las necesidades más profundas que experimenta
como persona y como enfermo que camina, lentamente, hacia el final de su
existencia terrena.
© Fernando Pascual
Cuaresma día a día
La enfermedad
I.
El Evangelio nos ha dejado este detalle entrañable de Cristo con los enfermos.
Los curó imponiendo sus manos sobre cada uno. Jesús se fija atentamente en cada
uno de ellos y les dedica toda su atención, porque cada persona, y de modo
especial la persona que sufre, es muy importante para Él. Cada hombre es
siempre bien recibido por Jesús, que tiene un corazón compasivo y
misericordioso para con todos, singularmente para aquellos que andan más
necesitados. Nosotros, que queremos ser discípulos fieles de Cristo, debemos aprender
de Él a tratar y amar a los enfermos. En nuestra vida habrá momentos en que
estemos enfermos, o lo estén las personas que nos rodean. Eso es un tesoro que
hemos de cuidar. En el trato con los que padecen y sufren enfermedades se hacen
realidad las palabras del Señor: lo que hicisteis con uno de éstos, mis
hermanos más pequeños, por Mí lo hicisteis (Mateo 25, 40).
II.
La enfermedad, llevada por amor de Dios, es un medio de santificación, de
apostolado; es un modo excelente de participar en la Cruz redentora del Señor.
Especialmente en la enfermedad hemos de estar cerca de Cristo. Cuanto más
dolorosa sea la enfermedad, más amor necesitaremos tener. Más gracias de Dios
también recibiremos. Hemos de pedir ayuda al Señor para llevar la enfermedad
con garbo humano, procurando no quejarse, obedeciendo al médico. El que sufre
en unión con Cristo, completa con su sufrimiento lo que falta a los
padecimientos de Cristo (Colosenses 1, 24), porque “Cristo en cierto sentido ha
abierto el propio sufrimiento redentor a todo sufrimiento del hombre” (Juan
Pablo II, Salvifici doloris): con
Cristo tienen sentido el dolor y la enfermedad.
III.
La enfermedad, que entró en el mundo a causa del pecado, es vencida por Cristo
en cuanto se puede convertir en un bien mucho mayor que la misma salud física.
Con la Unción de los Enfermos se reciben innumerables bienes, que el Señor ha
dispuesto para santificar la enfermedad grave: aumenta la gracia santificante,
por lo que habrá qué confesarse si es posible, limpia las huellas del pecado en
el alma, da una gracia especial para vencer las tentaciones, y otorga la salud
del cuerpo si conviene para la salvación. Debemos estar atentos para que
nuestros enfermos reciban este sacramento, muestra de la misericordia de Dios.
En esta Cuaresma abramos nuestros ojos al dolor que nos rodea. Cristo quiere
hacerse presente en su Pasión, en ese dolor, en la enfermedad propia o ajena, y
darle un valor redentor.
Francisco Fernández Carvajal
Vía Crucis
Hoy
viernes, invito a los lectores a rezar el Vía Crucis como oración eficaz de
preparación en esta Cuaresma.
El
Vía Crucis es la meditación de los momentos y sufrimientos vividos por Jesús
desde que fue hecho prisionero hasta su muerte en la cruz y posterior
resurrección. Literalmente, “vía crucis” significa "camino de la
cruz". Al rezarlo, recordamos con amor y agradecimiento lo mucho que Jesús
sufrió por salvarnos del pecado durante su pasión y muerte. Dicho camino se
representa mediante 15 imágenes de la Pasión que se llaman
"estaciones". Te animarás a cargar con las cruces de cada día, si
recuerdas con frecuencia las estaciones o pasos de Jesús hasta el Calvario.
Puedes
conocer más detalles y rezarlo si entras en la página del Web Católico de
Javier haciendo clic acá
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado
Corazón de María; por la conversión de
todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por
los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la
falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras
enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los
presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las
víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad
de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento;
por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas
Almas del Purgatorio.
Pedimos
oración por la salud de María Camila G.,
de Chiquinquirá, Colombia, para que los estudios médicos que se van a realizar
salgan todos bien. La encomendamos a la mediación de la Santísima Virgen.
Pedimos
oración por Julio P., de Buenos
Aires, Argentina, que está enfermo de riñón y anemia, esperando que se recupere
de esas afecciones para que pueda ser operado a la brevedad.
Pedimos
oración por Uriel B. M., de Camargo,
Chihuahua, México, que hoy será intervenido quirúrgicamente debido a un
accidente de trabajo y tiene lesión de retina por lo que la operación es
delicada y el pronóstico reservado. Lo encomendamos a Nuestra Señora de
Guadalupe para que lo cuide y pida por él a Jesús.
Pedimos oración por las
siguientes personas de México: Vicky R.,
de Querétaro, por mejoría de su úlcera; Fuensanta
G. C., de Monterrey, para que los resultados de sus análisis sean buenos y
desaparezcan sus molestias; Javier Ramón
A. P., de Monterrey, por sus exámenes médicos; Susana C. V., de Monterrey, por salud física, psíquica y
espiritual; Pepe C. S., de ciudad de
México, que lleva un año del derrame
cerebral sin mejoría; Fernando M.,
de Puebla, para que encuentren su diagnóstico y puedan tratarlo.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y
la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Los cinco minutos de María
Marzo 31
Madre,
no permitas que me desoriente en mi camino; no dejes que el cansancio se
apodere de mí con exceso, de suerte que me detenga, sin adelantar.
Que
tampoco me deslumbre el paisaje del camino y me haga olvidar el término y la
meta a donde me dirijo.
Madre,
que camine siempre con la vista levantada y clavada en la meta final, que es la
posesión de tu Hijo Jesús, sin desviarme a derecha o izquierda, respondiendo
siempre a las exigencias del amor de Dios y del amor a los hermanos.
Y
que en ese camino te lleve siempre a ti, Madre mía, como la más cálida y
tranquilizante compañía.
“Madre, perseveras de manera admirable en el misterio
de Jesucristo, porque estás siempre donde quiera están los hombres, tus
hermanos, donde quiera está la iglesia” (san Juan Pablo II). Por eso te pedimos
que alientes nuestro caminar a lo largo de la vida.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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