PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
12 - Número 3395 ~ Viernes 21 de Julio de 2017
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Piensa
libremente. Practica la paciencia. Sonríe con frecuencia. Saborea los momentos
especiales. Vive el mensaje de Dios. Haz amigos nuevos. Redescubre los de
antes. Di a tus seres amados que los amas. Siente profundamente. Olvida los
problemas. Perdona a un enemigo. Ten esperanzas. Crece. Sé loco. Cuenta tus
bendiciones. Observa los milagros. Óbralos. Descarta las preocupaciones. Da.
Cede. Ten esa confianza que permite recibir. Corta algunas flores. Compártelas.
Cumple una promesa. Busca arcos iris. Contempla las estrellas. Percibe la
belleza por doquier.
Trabaja
mucho. Sé Prudente. Trata de comprender. Reserva tiempo para la gente. Reserva
tiempo para ti mismo. Ríe con ganas. Esparce la alegría. Acepta un riesgo.
Ofrécete. Ábrete a alguien. Prueba algo nuevo. Aminora la marcha. Sé blando, a
veces. Cree en ti mismo. Confía en otros. Mira un amanecer. Escucha la lluvia.
Rememora. Llora cuando te sea preciso. Cree en la vida. Ten fe. Disfruta de lo
maravilloso. Reconforta a un amigo. Alberga ideas buenas. Comete algunos
errores. Aprende de ellos. CELEBRA LA VIDA
¡Buenos días!
El deber, clave de felicidad
Las
obligaciones asumidas constituyen lo que Dios espera de ti, porque son la
expresión concreta de su voluntad. Son esas exigencias de la vida familiar, de
tu trabajo o profesión, de las relaciones humanas que te envuelven. La paz y la
felicidad no surgen de algunas grandes y espectaculares actuaciones, sino del
cumplimiento de los deberes de cada día.
Hay un momento admirable en la vida del hombre: es
cuando tomas ante tu propia conciencia el compromiso de cumplir cada día tu deber.
De allí en adelante, comienzas a mirar todo desde otro punto de vista, y cada
cosa cobra nueva perspectiva y nuevo valor. De allí en adelante, te abres a una
nueva etapa, más hermosa y sublime, porque en tu vida ha entrado a ocupar un
lugar decisivo, el deber en vez del dinero, del placer, del confort, del
egoísmo indiferente. Y si el deber ocupa el primer lugar, también lo ocupa
Dios, y si Dios está primero, todo está en orden. Así puedes gozar de la
verdadera paz. La fidelidad al deber, a las exigencias de tus relaciones
personales es fidelidad al amor, y el único acceso a la auténtica felicidad.
Tu
vida, como la de todos, transcurre entre sencillas tareas. Puedes caer en el
grave error de juzgarlas sin importancia y hacerlas sin implicarte con entusiasmo
y amor poniendo lo mejor de ti mismo. No olvides que “no hay virtud más
eminente que la de hacer sencillamente lo que tenemos que hacer”. Que descubras
y vivas la felicidad y paz del deber cumplido.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Jesús cruzaba por los sembrados un sábado. Y sus discípulos
sintieron hambre y se pusieron a arrancar espigas y a comerlas. Al verlo los
fariseos, le dijeron: «Mira, tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en
sábado». Pero Él les dijo: «¿No habéis leído lo que hizo David cuando sintió
hambre él y los que le acompañaban, cómo entró en la Casa de Dios y comieron
los panes de la Presencia, que no le era lícito comer a él, ni a sus
compañeros, sino sólo a los sacerdotes? ¿Tampoco habéis leído en la Ley que en
día de sábado los sacerdotes, en el Templo, quebrantan el sábado sin incurrir
en culpa? Pues yo os digo que hay aquí algo mayor que el Templo. Si hubieseis
comprendido lo que significa aquello de: ‘Misericordia quiero y no sacrificio’,
no condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo del hombre es señor
del sábado». (Mt
12,1-8)
Comentario:
Hoy
el Señor se acerca al sembrado de tu vida, para recoger frutos de santidad.
¿Encontrará caridad, amor a Dios y a los demás? Jesús, que corrige la
casuística meticulosa de los rabinos, que hacía insoportable la ley del
descanso sabático: ¿tendrá que recordarte que solo le interesa tu corazón, tu
capacidad de amar?
«Mira,
tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en sábado» (Mt 12,2). Lo dijeron
convencidos, eso es lo increíble. ¿Cómo prohibir hacer el bien, siempre? Algo
te recuerda que ningún motivo te excusa de ayudar a los demás. La caridad
verdadera respeta las exigencias de la justicia, evitando la arbitrariedad o el
capricho, pero impide el rigorismo, que mata al espíritu de la ley de Dios, que
es una invitación continua a amar, a darse a los demás.
«Misericordia
quiero y no sacrificio» (Mt 12,7). Repítelo muchas veces, para grabarlo en tu corazón:
Dios, rico en misericordia, nos quiere misericordiosos. «¡Qué cercano está Dios
de quien confiesa su misericordia! Sí; Dios no anda lejos de los contritos de
corazón» (San Agustín). ¡Y qué lejos estás de Dios cuando permites que tu
corazón se endurezca como una piedra!
Jesucristo
acusó a los fariseos de condenar a los inocentes. Grave acusación. ¿Y tú? ¿te
interesas de verdad por las cosas de los demás? ¿los juzgas con cariño, con
simpatía, como quien juzga a un amigo o a un hermano? Procura no perder el
norte de tu vida.
Pídele
a la Virgen que te haga misericordioso, que sepas perdonar. Sé benévolo. Y si
descubres en tu vida algún detalle que desentone de esta disposición de fondo,
ahora es un buen momento para rectificar, formulando algún propósito eficaz.
Rev. D. Josep RIBOT i Margarit (Tarragona, España)
Santoral Católico:
San Lorenzo de Brindisi
Sacerdote y Doctor de la Iglesia
Nació
en Brindis (Italia) el año 1559. Ingresó en la Orden de los Capuchinos y
estudió en Padua. Fue una persona superdotada a quien Dios concedió cualidades
intelectuales extraordinarias. Infatigable y elocuente predicador por varias
naciones de Europa, docto profesor de sus hermanos, escritor erudito, ocupó,
además, todos los cargos en su Orden, incluso el de Ministro general, y
desempeñó graves y delicadas misiones diplomáticas por Europa. De carácter
sencillo y humilde, cumplió fielmente todas las misiones que se le
encomendaron, como la defensa de la Iglesia ante los turcos que intentaban
dominar Europa y la reconciliación de príncipes enfrentados. En su vida de
piedad se distinguió por la fervorosa celebración de la misa y por su filial
devoción a la Virgen. Murió el 22 de julio de 1619 en Lisboa, adonde fue a
tratar con Felipe III de la paz en Nápoles. Por su conocimiento profundo de la
Palabra de Dios, del que dejó testimonio en sus escritos y en los púlpitos,
Juan XXIII le dio en 1959 el título de «Doctor Apostólico».
Oración: Oh Dios, que para gloria de tu nombre y
salvación de las almas otorgaste a san Lorenzo de Brindis espíritu de consejo y
fortaleza, concédenos llegar a conocer, con ese mismo espíritu, las cosas que
debemos realizar y la gracia de llevarlas a la práctica después de conocerlas.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano
Pensamiento del día
“Los pájaros no cantan cuando amanece…
Los pájaros cantan para que amanezca”
Temas Médicos:
Beneficios de cantar
El
ser humano es un ser social por excelencia, por eso, la capacidad comunicativa
no debe ser restringida en lo más mínimo, sino que, por el contrario, se debe
fomentar si queremos mantener alegre el corazón y curar algunas enfermedades.
Aunque
los efectos benéficos del canto recién comienzan a estudiarse, un número cada
vez mayor de médicos afirma que puede ayudar a curar muchos males y los
especialistas recomiendan cantar con regularidad.
Gertraud
Berka-Schmid, psicoterapeuta y profesora de la Universidad de Música y Arte de
Viena, señala que investigaciones recientes indican la necesidad de que el
canto sea recomendado, e incluso recetado, por lo médicos.
La
especialista critica la privación del canto ejercida por algunos padres y
maestros, ya que prohibirles a los niños cantar es privarlos de su capacidad de
personificación, de hacerse persona. Además, se coarta su vitalidad y la
posibilidad de vivir la experiencia del sonido.
La
psicoterapeuta define cantar como la respiración estructurada que explica el
efecto fisiológico de la respiración profunda, abdominal. Al cantar, dicha
respiración se mantiene y, según la médica, se convierte en un masaje para el
intestino y en un alivio para el corazón.
Dado
que esa respiración suministra aire a los pulmones permite impulsar y favorecer
la circulación sanguínea, mejorando al mismo tiempo la concentración y memoria.
Al
reforzar la actividad de los nervios parasimpáticos, el canto compensa la
actividad nerviosa simpática del organismo y proporciona tranquilidad, lo cual
es una cura fundamental para los males que se viven hoy en día tan asociados a
la vida agitada y el estrés contemporáneo.
También,
favoreciendo la relajación se refuerzan las defensas del organismo para que el
cuerpo refuerce sus capacidades de autosanación y pueda resolver trastornos de
sueño, enfermedades circulatorias y el síndrome "burn out" o
"estar quemado".
El
canto, además de ser una de las formas más antiguas de expresión del ser
humano, permite descargar energías malignas y
decirle adiós al estrés que si, por el contrario, quedara contenido en
el organismo favorecería el desarrollo de enfermedades.
En
mi opinión cualquier actividad artística o recreativa en la cual nosotros
podamos mostrar nuestras habilidades y liberar nuestras dotes de artista contribuye
favorablemente para la salud. Además constituye una buena forma de alejarnos de
los problemas cotidianos y de las presiones habituales.
Meditaciones
Para
cualificar la lectura diaria de la Biblia con una breve meditación, se han
señalado cuatro pasos de una mística escalera que, apoyada en la tierra,
penetra hasta el mismo cielo. Este método de los monjes, llamado “lectio”,
tiene cuatro momentos: lectura, meditación, oración y contemplación.
1.
Lectura: lee el fragmento elegido, que podría ser el evangelio del día, con
calma varias veces, e intenta responder a esta pregunta: ¿Qué dice este texto?
Fíjate las personas que intervienen, sus sentimientos, el lugar y el tiempo del
suceso, etc. Subraya algunas palabras que están cargadas de significado en la
Biblia.
2.
Meditación: te preguntas: ¿Qué me dice Dios hoy en este texto? ¿A qué cambios
me invita, qué desafíos me sugiere? Puedes tomar alguna frase que te impresionó
y repetirla como “rumiando” su denso contenido.
3.
Oración: ¿Qué le digo yo a Dios? Quizá debo agradecerle mucho, o bien pedirle
perdón, o elevarle alguna súplica, o bien las tres cosas. Apóyate en las mismas
palabras del texto para elaborar con sencillez tu propia oración.
4.
Contemplación: Es un regalo de la gracia de Dios que se manifiesta como una
alegría, una decisión, una nueva mirada sobre la vida y el mundo, una esperanza
y amor nuevos, quizá el don de lágrimas…Y un propósito muy firme.
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado
Corazón de María; por la conversión de
todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por
los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente
por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo,
el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por
el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes
naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por
más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las
vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Los cinco minutos de María
Julio 21
El
Corazón de María fue un libro de oración; María no necesitaba consultar otros
libros y devocionarios para ponerse en oración; su Corazón era el más hermoso
de los libros, el más ferviente devocionario.
Allí,
en su Corazón, en sus recuerdos, María leía, meditaba, profundizaba las cosas y
los planes de Dios.
Llena
tu corazón de las cosas de Dios y así podrás pensar en ellas, hablar de ellas,
comunicarlas a los demás: “La boca habla de la abundancia del corazón” (Mt
12,34).
Virgen llena de la ciencia de Dios, hazme profundizar
los secretos del Espíritu de Dios.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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