PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
12 - Número 3422 ~ Jueves 17 de Agosto de 2017
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Dios
de mi vida y de mi corazón, Tú eres mi roca y mi fortaleza. Aunque haya tenido
días duros, llenos de problemas y adversidades, con tu gracia, has sabido
mostrarme momentos de bendición y de triunfos. Hoy te pido que me llenes de tu
gozo y tu alegría. Confío en tu ayuda y que en todo momento te encuentras
listos para darme una mano amiga cuando lo necesite. En tu nombre soy capaz de
enfrentarlos y vencerlos y usar cada situación en mi propio beneficio. Me has
capacitado para hacer grandes cosas. Confío en que en este momento me
acompañas. En tu nombre, salgo a conquistar terrenos de soledad y convertirlos
en terrenos de bondad y amor para Ti. Esto podré lograrlo con tu poderosa
presencia. Amen.
¡Buenos días!
El gozo del corazón
La
Reina de la Paz te invita a decidirte por Dios: descubrir y cumplir con
fidelidad su voluntad es la clave del gozo profundo del corazón. Lee y relee
atentamente este mensaje maternal.
“¡Queridos hijos! Hoy quisiera agradecerles todos sus
sacrificios y todas sus oraciones. Yo los bendigo con mi especial bendición
maternal. Yo los invito a que todos ustedes se decidan por Dios y a que día a
día descubran su voluntad en la oración. Yo quisiera invitarlos a todos,
queridos hijos, a la conversión total para que el gozo reine en sus corazones.
Yo estoy feliz de que tantos de ustedes estén aquí hoy. ¡Gracias por haber
respondido a mi llamado!”
La
conversión total consiste en la verdadera fe. La fe es auténtica cuando uno ha
sido tocado y sacudido por la experiencia del inmenso y gratuito amor que Dios
nos tiene, y se ha sentido impulsado a organizar su vida como respuesta leal y
generosa a este descubrimiento. La bendición maternal de la Virgen María te
regala hoy esta gracia especial.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Pedro preguntó a Jesús: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar
las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?». Dícele Jesús: «No te
digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por eso el Reino de los
Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al
empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía 10.000 talentos. Como
no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus
hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase. Entonces el siervo se echó a sus
pies, y postrado le decía: «Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré».
Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó
la deuda.
»Al
salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que le debía
cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: «Paga lo que debes». Su
compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: «Ten paciencia conmigo, que ya te
pagaré». Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que
pagase lo que debía. Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron
mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido. Su señor entonces le
mandó llamar y le dijo: «Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda
porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero,
del mismo modo que yo me compadecí de ti?». Y encolerizado su señor, le entregó
a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía. Esto mismo hará con
vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a vuestro
hermano».
Y
sucedió que, cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y fue a la
región de Judea, al otro lado del Jordán. (Mt 18,21—19,1)
Comentario:
Hoy,
preguntar «¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi
hermano?» (Mt 18,21), puede significar: —Éstos a quienes tanto amo, los veo
también con manías y caprichos que me molestan, me importunan cada dos por
tres, no me hablan... Y esto un día y otro día. Señor, ¿hasta cuándo los he de
aguantar?
Jesús
contesta con la lección de la paciencia. En realidad, los dos colegas coinciden
cuando dicen: «Ten paciencia conmigo» (Mt 18,26.29). Mientras la intemperancia
del malvado, que ahogaba al otro por poca cosa, le ocasiona la ruina moral y
económica, la paciencia del rey, a la vez que salva al deudor, a la familia y
sus bienes, engrandece la personalidad del monarca y le genera la confianza de
la corte. La reacción del rey, en labios de Jesús, nos recuerda aquello del
libro de los Salmos: «Mas el perdón se halla junto a ti, para que seas temido»
(Sal 130,4).
Está
claro que nos hemos de oponer a la injusticia, y, si es necesario,
enérgicamente (soportar el mal sería un indicio de apatía o de cobardía). Pero
la indignación es sana cuando en ella no hay egoísmo, ni ira, ni necedad, sino
deseo recto de defender la verdad. La auténtica paciencia es la que nos lleva a
soportar misericordiosamente la contradicción, la debilidad, las molestias, las
faltas de oportunidad de las personas, de los acontecimientos o de las cosas.
Ser paciente equivale a dominarse a uno mismo. Los seres susceptibles o
violentos no pueden ser pacientes porque ni reflexionan ni son amos de sí
mismos.
La
paciencia es una virtud cristiana porque forma parte del mensaje del Reino de
los cielos, y se forja en la experiencia de que todo el mundo tenemos defectos.
Si Pablo nos exhorta a soportarnos los unos a los otros (cf. Col 3,12-13),
Pedro nos recuerda que la paciencia del Señor nos da la oportunidad de
salvarnos (cf. 2Pe 3,15).
Ciertamente,
¡cuántas veces la paciencia del buen Dios nos ha perdonado en el confesionario!
¿Siete veces? ¿Setenta veces siete? ¡Quizá más!
Rev. D. Joan BLADÉ i Piñol (Barcelona, España)
Santoral Católico:
Santa Clara de la Cruz de Montefalco
Abadesa
Nació
el año 1268 en Montefalco (Umbría, Italia), donde trascurrió toda su vida.
Siendo adolescente ingresó en el beaterio del que su hermana Juana era la
superiora. En 1290 el beaterio se trasformó en un verdadero monasterio de la
Orden de Ermitañas de San Agustín, en el que ella profesó. Cuando en 1291 murió
su hermana, las religiosas la eligieron priora. Gobernó su comunidad santamente
a la vez que se interesaba por la vida de la Iglesia, por lo que mantenía una
estrecha relación con las autoridades de la misma. Fue una gran mística que
centró su vida y sus experiencias en torno al misterio de la Pasión de Cristo.
Murió en 1308.
© Directorio Franciscano
Santoral Católico:
San Jacinto de Cracovia
Patrono de Polonia
En
Cracovia, en Polonia, san Jacinto, presbítero de la Orden de Predicadores, que
fue designado por santo Domingo para propagar la Orden en aquella nación y,
teniendo por compañeros al beato Ceslao y a Enrique Germánico, predicó el
Evangelio en Bohemia y Silesia (1257).
Fecha
de canonización: 17 de abril de 1594 por el Papa Clemente VIII.
Palabras del Papa Francisco
“María
es modelo de virtud y de fe. Al contemplarla asunta al Cielo, al cumplimiento
final de su itinerario terreno, le agradecemos porque siempre nos precede en el
peregrinaje de la vida y de la fe. Ella es la primera discípula […] le pedimos que nos custodie y nos sostenga,
que podamos tener una fe fuerte, gozosa y misericordiosa, que nos ayude a ser
santos, para encontrarnos con ella, un día en el Paraíso”.
Tema del día:
Las quejas
•
Antes todo era mejor...
•
El mundo anda mal...
•
¡El gobierno sólo hace política! La Policía es inoperante...
•
No me conceden el crédito... Mi auto no funciona...
•
Pierdo mi tiempo... ¡Qué calor insoportable!
•
Mi esposa solamente se queja...
•
Los amigos escasean... Esas criaturas no paran de
llorar...
•
El taxi no aparece... ¡Cómo está de sucia esta
ciudad!
•
Mi jefe no me comprende...
•
¡Esta cola no avanza!
•
Nadie reconoce mi trabajo...
•
Los precios no paran de subir...
•
¡Qué vida esta!...
•
¿Otra queja más, todavía?
•
Si yo hubiera nacido en cuna de oro...
•
Si mis padres fuesen más inteligentes...
•
Si me ganara la lotería...
•
Si no hubiera tanta gente acaparando mi vida...
•
Si yo consiguiera un diploma sin tener que
estudiar...
•
¿Por qué la gente lucha y sufre tanto en este
"Valle de Lágrimas"?
Entonces,
recuerda...
► El
lugar donde Jesús nació era prestado.
► El
burrito que Él montó era prestado.
► Los
panes y peces que Él multiplicó eran prestados.
► Cristo
crucificado. La sala donde Él instituyó la Eucaristía era prestada.
► La
barca donde Él viajó era prestada.
► El
sepulcro donde Él fue sepultado era prestado.
¡Solamente
la Cruz era de Él! … ¿Alguna otra queja más?
© Web católico de Javier
Nuevo vídeo
Hay
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"Pequeñas Semillitas" en
internet.
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verlo tienes que ir al final de esta página
Meditaciones
El
rey San Esteban de Hungría (su memoria litúrgica fue ayer 16 de agosto) quiso
ser coronado el día de la Asunción en el año 1001, quiso que la imagen de María
fuese bordada en la capa real y que en las cercanías del palacio fuese
edificada una espléndida iglesia dedicada a María.
El
día de la Asunción de 1038, el rey renovó el acto de consagración a la Virgen
ofreciéndole su corona y pidiéndole protegiera a la joven Iglesia de su país.
San
Gerardo de Scanad (†1046), un benedictino, invitó a los húngaros a llamar a la
Virgen “Magna Domina” “Gran Dama de los Húngaros” y a rendirle todo el honor
que el pueblo había reservado a la diosa pagana de la fertilidad “Boldog
Asszony.
El
Ángelus del alba, de las doce y de la noche fue introducido en Hungría después
de la victoria sobre los turcos en Belgrado en 1456. Mas tarde, en 1541, Budapest
fue ocupada por los otomanos (turcos musulmanes), y liberada en 1686.
Después
de esta liberación en 1693, el emperador húngaro Leopoldo I renovó el acto
nacional confiando su país a María.
Los cinco minutos de María
Agosto 17
María
refrendó su vocación de Madre servidora con su “Hágase”, el día de la
encarnación.
Más
tarde, aun huyendo hacia Egipto, contemplando a su Hijo coronado de espinas,
azotado y crucificado, su Corazón permanecería comprometido a aquella palabra…
Toda
nuestra vida, especialmente sus tragos amargos, también debería ser un “hágase”
a la voluntad de Dios.
Virgen, que recibiste del ángel el anuncio del gran
misterio de Dios-Hombre, que yo encarne en mi vida la Palabra de Dios.
* P. Alfonso Milagro
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el
más pequeñito de todos)
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