jueves, 7 de diciembre de 2017

Pequeñas Semillitas 3524

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 12 - Número 3524 ~ Jueves 7 de Diciembre de 2017
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
¿Qué quieres que haga? Ahora que te siento vivo en mis adentros, ahora que escucho tu palpitar en lo que me envuelve, ahora que te desvelas en mis silencios…
Señor… ¿qué quieres que haga? Aquí estoy dispuesto a hacer tu voluntad. Ayúdame a descubrirla entre los ruidos y prisas, a saber discernir entre cada instante, en cada circunstancia, en cada presente.
Hazme ver, Señor, la parte que me corresponde; el lugar que debo ocupar al servicio de mis hermanos. Que sea tu Espíritu el que guíe mis pasos y no mis enmascarados egoísmos.
Abre caminos, marca senderos, donde pueda serte fiel testigo del Evangelio, donde pueda ser fiel continuador de tu obra de amor, desde lo que yo soy.
Sé que desde siempre cuentas conmigo para colaborar contigo, en la edificación del reino.
Ante ti, Señor, tal como soy, desde mi nada… ¿qué quieres que haga?

¡Buenos días!

Luces en tu camino 
Pienso que el trozo de hoy te agradará por su variedad. Es como un plato armado con pequeñas porciones de diferentes sabores. Todos estos pensamientos tienen algo en común: son luminosos y abrirán tu mente a verdades contundentes, como golpes de martillo. Después de cada punto haz una buena pausa, porque cada uno es una diapositiva distinta.

- Mucha gente entra y sale de tu vida, pero sólo los verdaderos amigos dejarán huella en tu corazón.
- Para controlarte usa tu cabeza, para controlar a otros usa tu corazón.
- Las mentes grandes discuten ideas, las mentes medianas discuten hechos y las mentes pequeñas discuten sobre gentes.
- Dios les da a todas las aves su alimento, pero no se los deposita en el nido.
- Aquel que pierde dinero, pierde mucho; aquel que pierde un amigo, pierde más; pero, aquel que pierde la fe, pierde todo.
- La hermosa gente joven es un hecho de la naturaleza, la hermosa gente vieja es un trabajo de arte.
- La lengua pesa prácticamente nada, pero muy pocas personas pueden controlarla.

Has leído un conjunto de pensamientos breves que invitan a la reflexión. Es el estilo de los proverbios o refranes. La Biblia tiene un libro de este género literario que precisamente se llama “Proverbios”. Es el estilo sapiencial, donde los sabios resumen su experiencia en frases breves y luminosas. Son como bombones de distintos gustos para saborearlos lentamente.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy 
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina». (Mt 7,21.24-27)

Comentario:
Hoy, el Señor pronuncia estas palabras al final de su "sermón de la montaña" en el cual da un sentido nuevo y más profundo a los Mandamientos del Antiguo Testamento, las "palabras" de Dios a los hombres. Se expresa como Hijo de Dios, y como tal nos pide recibir lo que yo os digo, como palabras de suma importancia: palabras de vida eterna que deben ser puestas en práctica, y no sólo para ser escuchadas —con riesgo de olvidarlas o de contentarse con admirarlas o admirar a su autor— pero sin implicación personal.
«Edificar en la arena una casa» (cf. Mt 7,26) es una imagen para describir un comportamiento insensato, que no lleva a ningún resultado y acaba en el fracaso de una vida, después de un esfuerzo largo y penoso para construir algo. "Bene curris, sed extra viam", decía san Agustín: corres bien, pero fuera del trayecto homologado, podemos traducir. ¡Qué pena llegar sólo hasta ahí: el momento de la prueba, de las tempestades y de las crecidas que necesariamente contiene nuestra vida!
El Señor quiere enseñarnos a poner un fundamento sólido, cuyo cimiento proviene del esfuerzo por poner en práctica sus enseñanzas, viviéndolas cada día en medio de los pequeños problemas que Él tratará de dirigir. Nuestras resoluciones diarias de vivir la enseñanza del Cristo deben así acabar en resultados concretos, a falta de ser definitivos, pero de los cuales podamos obtener alegría y agradecimiento en el momento del examen de nuestra conciencia, por la noche. La alegría de haber obtenido una pequeña victoria sobre nosotros mismos es un entrenamiento para otras batallas, y la fuerza no nos faltará —con la gracia de Dios— para perseverar hasta el fin.
Abbé Jean-Charles TISSOT (Freiburg, Suiza)

Santoral Católico:
San Ambrosio
Obispo y Doctor de la Iglesia 
Nació en Tréveris (Alemania) hacia el año 340 de familia romana cristiana. Estudió en Roma derecho y retórica, y comenzó una brillante carrera en la administración civil del Imperio. El año 374, siendo Prefecto de Milán, intervino para impedir tumultos con motivo de la elección del nuevo obispo para la ciudad, y, cuando todavía era catecúmeno y se preparaba para el bautismo, fue elegido él por aclamación para ocupar aquella sede; rápidamente fue bautizado, instruido, y por último ordenado de obispo el 7 de diciembre. Por sus dotes personales y por la formación que adquirió, fue consejero de emperadores, apóstol de la caridad, reformador litúrgico, formador de almas (convirtió y bautizó a san Agustín), animador de la vida de consagración a Dios, comentarista de la Escritura y autor de numerosas obras de teología y espiritualidad, defensor de la doctrina católica frente al arrianismo y de la libertad de la Iglesia. Murió el 4 de abril del año 397 y su memoria se celebra el 7 de diciembre, aniversario de su consagración episcopal.
Oración: Señor y Dios nuestro, tú que hiciste al obispo san Ambrosio doctor esclarecido de la fe católica y ejemplo admirable de fortaleza apostólica, suscita en medio de tu pueblo hombres que, viviendo según tu voluntad, gobiernen a tu Iglesia con sabiduría y fortaleza. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano - Aciprensa    

Pensamiento del día

“El tiempo de Adviento
es un período privilegiado para los cristianos
ya que nos invita a recordar el pasado,
nos impulsa a vivir el presente
y a preparar el futuro.”

Tema del día:
¿Qué espero de estos días?
Me gusta mirar este tiempo de Adviento como un tiempo de esperanza. Pero tengo que reconocer que muy a menudo no sé bien qué es lo que espero. ¿Qué expectativas tengo? A veces creo que espero mucho de la vida. Quizás mucho más de lo que pueda darme.

Como decía Francisco de Quevedo: “Quien espera en esta vida que todo esté a su gusto, se llevará muchos disgustos”. Espero que mis planes sean los de Dios. Quiero que todo esté a mi gusto, como yo lo espero. Quiero que mi vida sea una vida fecunda, próspera, lograda.

Espero tener éxito y triunfar en todas las facetas de mi vida. Espero no perder nada de lo que poseo y me da alegría, aquello que tanto amo. Espero tener más que ahora, aunque ya sea bastante. Ser más feliz que en este momento. Espero que llueva, que salga el sol. Siempre a mi antojo. Espero tener salud y amigos. Y dinero para disfrutar con ellos. Espero seguir como estoy, nunca peor, eso no. O mejorar mucho más allá de lo que ahora vivo.

Tal vez he bajado mis expectativas a medida que han pasado los años y me he llevado muchos disgustos. O la edad me ha hecho más sensato, más realista o más pesimista. Sé que las cosas no están siempre a mi gusto. Por eso he sufrido. Y he llorado. Y he tocado el fracaso en mi carne humana, en un mar de lágrimas. De forma concreta, tosca y dura. Y la esperanza se ha vuelto más débil, o ha muerto.

Tal vez es que, como me dice el P. Kentenich: “La vida interior se está extinguiendo”. Y al vivir en la superficie de mi vida, de mis cosas, las expectativas son menores. O no pretendo alturas que no poseo. Y dejo de esperar tanto. No le exijo tanto a mis días. O a lo mejor sí y cuando las personas me defraudan y no están a la altura esperada. Sufro, lloro, desconfío.

Resulta que no son tan buenos como parecían. No son tan responsables y me fallan. Me hicieron creer que eran de una manera y son de otra. ¡Cuánto me cuesta aceptar la debilidad de los demás! ¡Qué difícil besar la realidad tal como es, aceptándola! ¿Podrá ser mejor? ¿Podrá empeorar lo que ahora vivo? ¿Qué es lo que espero de mi vida?

Me gustaría tener una mirada más de Dios para mirar las cosas. Y creer más allá de lo imposible con los ojos alzados hacia Jesús. Pensar en el efecto multiplicador de la gracia en mis manos. En el poder de Dios para hacer posible lo que no es posible. Multiplicar ese pan que alimenta a tantos. No hablo de milagros extraordinarios. Sino de los caminos imposibles que Dios me hace seguir cuando me dejo conducir en sus manos. En lo cotidiano, en lo ordinario. Caminos interiores donde veo su mano. Y me veo más dócil. Más providente.

Quiero tener una fe más práctica pensando que es Dios quien conduce mi vida necesitando mi sí. Decía el P. Kentenich: “Hablando humanamente, allí donde está operando una fe providencialista, jamás salen las cuentas. Observen que la fe en la Divina Providencia supone siempre oscuridad. Exige siempre saltos mortales: saltos mortales para la razón, porque jamás salen las cuentas. Saltos mortales para la voluntad, porque la razón no tiene seguridades intelectuales, terrenales, humanas”.

Me gusta pensar en el Adviento como el mayor salto mortal en la historia de los hombres. No salen las cuentas. Un niño pequeño en una cueva que trae la paz y es el rey. Hoy escucho: “Bajaste, y los montes se derritieron con tu presencia”. Dios se hace niño impotente en medio de los hombres. Rompe los cálculos humanos. Baja, desciende, se hace débil, se hace creatura.

Necesita el abrazo de una madre y la fuerza de un padre. Un cuidado infinito. No salen las cuentas. No es un cálculo lógico lo que se esconde en esa cueva de Belén. No está todo previsto y calculado en el corazón de José y de María. No hay tantas certezas. Hay muchas dudas y muchos miedos como en mí tantas veces.
© Carlos Padilla Esteban

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Meditaciones
Antes de venida del Mesías, el mundo estaba sepultado en una noche tenebrosa de ignorancia y de pecados. Apenas el verdadero Dios era conocido en un solo ángulo de la tierra,  a saber, en Judea. En lo restante reinaba la más espantosa idolatría. Todo lo ocupaba la noche del pecado, el cual ciega a las almas y las llenas de vicios, y las priva de ver el miserable estado en que viven, enemigas de Dios,  condenadas al infierno; pudiendo decir con el Salmista: Pusiste tinieblas, y fue hecha la noche; en ella transitarán todas las bestias de la selva.
De estas tinieblas, pues, vino Jesús a libertar al mundo. Lo libró de la idolatría, dando a conocer al verdadero Dios, y lo libró del pecado con la luz de su doctrina y de sus divinos ejemplos; pues como dice san Juan: Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Predijo el profeta Jeremías, que Dios debía crear un nuevo niño, para ser el Redentor de los hombres: Creavit Dominus novum super terram. 
Este nuevo niño fue Jesucristo; él es el Hijo de Dios, que enamora al paraíso, y es el amor del Padre, el cual habló de esta manera: Este es mi Hijo el amado, en quién yo mucho me he complacido.
Y este Hijo es aquel que se ha hecho niño, habiendo dado más gloria y honor en el primer momento que ha sido criado, que le han dado y estarán para darle todos los Ángeles y Santos juntos por toda una eternidad. Por esto en el nacimiento de Jesús cantaron los ángeles: Gloria a Dios en las alturas. Ha dado, repito, a Dios más gloria Jesús aun niño, que le quitaron todos los hombres. 
Cobremos, pues ánimo nosotros pobres pecadores, ofrezcamos al eterno Padre este Infante, presentémosle las lágrimas, la obediencia, la humildad, la muerte y los méritos de Jesucristo, y recompensaremos a Dios las injurias que le hemos hecho con nuestras ofensas.

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración para Oman K. L., de ciudad de México, que ha sido operado, rogando que esté totalmente curado, que no haya metástasis ni diseminación del cáncer. En espera de los resultados. Señor, te pedimos Tu mano salvadora y Tu maravillosa Misericordia.

Pedimos oración por la salud y necesidades de la familia Rodríguez Tagle, de ciudad de México.

Pedimos oración por Graciela R., de ciudad de México, que sufrió un accidente en una caída con golpe en el cráneo. Rezamos para que se su cerebro se desinflame normalmente sin necesidad de cirugía. Te lo pedimos Dios mío por Tu  Misericordia infinita.

Pedimos oración para Carolina C., Celia V.G., y Miguel Ángel P. El Señor Jesús conoce sus problemas y necesidades y le rogamos que les conceda todas sus gracias.

Seguimos en oración por Martín, de Córdoba, Argentina, hombre joven de 45 años, internado muy grave por fallo multisistémico y con pronóstico muy reservado. Que el Señor Jesús disponga para él lo que sea mejor según Su Voluntad.

Continuamos unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo, al rezar por la paz; rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser abortados.  Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Los cinco minutos de María
Diciembre 7
Nadie tan delicado en todas sus cosas como la Virgen Inmaculada. Dios la revistió de gracias para hacerla su morada.
También a nosotros -morada del Espíritu- nos colma de bienes y nos invita a resplandecer y a ser luz en la oscuridad de las almas.
María, Virgen santa, que apreciemos los bienes que Dios nos ha dado para compartir con nuestros hermanos.
* P. Alfonso Milagro
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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