PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 9 - Número 2446 ~ Jueves
28 de Agosto de 2014
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Ayer celebrábamos la memoria de Santa Mónica, madre de San Agustín, que tantos años rezó y lloró
para implorar a Dios por la conversión de su hijo, que mucho tiempo en su
juventud estuvo perdido entre la vida mundana y la herejía maniquea, hasta
lograr Mónica plenamente su objetivo. El obispo de Milán, San Ambrosio, la
consolaba en sus tiempos de dolor, diciéndole “Estad tranquila, no se puede perder el hijo de tantas lágrimas”.
Y hoy celebramos precisamente a San Agustín, uno de los más grandes santos de la historia, que
llegó a ser Obispo de Hipona y uno de los cuatro o cinco más grandes Doctores
de la Iglesia, y de quien podemos tomar el ejemplo de que nunca será demasiado
tarde para reencauzar nuestros pasos y dirigirlos hacia Dios si es que antes
hemos estado transitando caminos equivocados. En su libro “Confesiones” el
santo expresa su famosa frase “Tarde te
amé…” que debería servirnos a todos como luz de esperanza para saber que
Dios nos abres sus brazos siempre aguardando que vayamos a Él.
Pidamos ahora todos juntos:
Renueva, Señor, en tu Iglesia, el espíritu que infundiste
en tu obispo san Agustín, para que, penetrados de ese mismo espíritu, tengamos
sed de ti, fuente de la sabiduría, y te busquemos como el único amor verdadero.
Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
¡Buenos días!
Días malos…
“Existen
tormentas que no tienen la costumbre de avisar cuando llegan a nuestras vidas,
simplemente llegan y se plantan a las puertas de nuestro corazón para quitarnos
la paz, la alegría, la felicidad. Vienen en forma de enfermedad, de crisis
económicas, de crisis familiares, de muerte de seres queridos, de tentaciones
oscuras, etc.
Desde hacía una hora un hombre de unos
cuarenta años estaba sentado en un bar mirando una copa llena sin beberla. De
pronto entra un camionero alto y robusto, y le bebe de un trago la copa. El
hombre empieza a llorar, y el hombrachón le dice: —Vamos, amigo, era una broma no
más; ahora mismo pido otra. —No lloro por eso. Hoy ha sido el día más funesto
de mi vida. Empecé con llegar tarde a la empresa y me dieron de baja. Cuando
volvía a mi casa, me robaron el auto. Ya estaba llegando a pie y sorprendí a mi
esposa con otro hombre. Y ahora, cuando estoy por poner fin a tanto
sufrimiento, aparece usted y se bebe todo mi veneno…
Dios permite la
visita de la tormenta porque sabe que por medio de ella tú y yo podemos crecer
de gloria en gloria. Si logramos resistir y confiar en medio de la tormenta,
saldremos transformados por el poder de Dios y podremos darle gracias por
permitir la visita de la maestra tormenta”. (S. Escudero). No hay árbol que el
viento no haya sacudido.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Velad,
pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Entendedlo bien: si el
dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en
vela y no permitiría que le horadasen su casa. Por eso, también vosotros estad
preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre.
¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, a quien el señor puso al frente de
su servidumbre para darles la comida a su tiempo? Dichoso aquel siervo a quien
su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. Yo os aseguro que le pondrá al
frente de toda su hacienda. Pero si el mal siervo aquel se dice en su corazón:
‘Mi señor tarda’, y se pone a golpear a sus compañeros y come y bebe con los
borrachos, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento
que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los hipócritas; allí
será el llanto y el rechinar de dientes». (Mt 24,42-51)
Comentario
Hoy, el texto evangélico nos habla de la incertidumbre
del momento en que vendrá el Señor: «No sabéis qué día vendrá» (Mt 24,42). Si
queremos que nos encuentre velando en el momento de su llegada, no nos podemos
distraer ni dormirnos: hay que estar siempre preparados. Jesús pone muchos ejemplos
de esta atención: el que vigila por si viene un ladrón, el siervo que quiere
complacer a su amo... Quizá hoy nos hablaría de un portero de fútbol que no
sabe cuándo ni de qué manera le vendrá la pelota...
Pero, quizá, antes debiéramos aclarar de qué venida se
nos habla. ¿Se trata de la hora de la muerte?; ¿se trata del fin del mundo?
Ciertamente, son venidas del Señor que Él ha dejado expresamente en la
incertidumbre para provocar en nosotros una atención constante. Pero, haciendo
un cálculo de probabilidades, quizá nadie de nuestra generación será testimonio
de un cataclismo universal que ponga fin a la existencia de la vida humana en
este planeta. Y, por lo que se refiere a la muerte, esto sólo será una vez y
basta. Mientras esto no llegue, ¿no hay ninguna otra venida más cercana ante la
cual nos convenga estar siempre preparados?
«¡Cómo pasan los años! Los meses se reducen a semanas,
las semanas a días, los días a horas, y las horas a segundos...» (San Francisco
de Sales). Cada día, cada hora, en cada instante, el Señor está cerca de
nuestra vida. A través de inspiraciones internas, a través de las personas que
nos rodean, de los hechos que se van sucediendo, el Señor llama a nuestra
puerta y, como dice el Apocalipsis: «Mira que estoy a la puerta y llamo; si
alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él
conmigo» (Ap 3,20). Hoy, si comulgamos, esto volverá a pasar. Hoy, si
escuchamos pacientemente los problemas que otro nos confía o damos
generosamente nuestro dinero para socorrer una necesidad, esto volverá a pasar.
Hoy, si en nuestra oración personal recibimos —repentinamente— una inspiración
inesperada, esto volverá a pasar.
+ Rev. D. Albert TAULÉ i Viñas (Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Agustín
Obispo y Doctor de la Iglesia
Memoria de san Agustín, obispo y doctor eximio de la
Iglesia, el cual, después de una adolescencia inquieta por cuestiones
doctrinales y libres costumbres, se convirtió a la fe católica y fue bautizado
por san Ambrosio de Milán. Vuelto a su patria, llevó con algunos amigos una
vida ascética y entregada al estudio de las Sagradas Escrituras. Elegido
después obispo de Hipona, en África, siendo modelo de su grey, la instruyó con
abundantes sermones y escritos, con los que también combatió valientemente
contra los errores de su tiempo e iluminó con sabiduría la recta fe (430). Información
amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net
La frase de hoy
“No hay nada tan estúpido como vencer,
la verdadera gloria consiste en convencer”
-Víctor Hugo-
Tema del día:
Confesiones
Habiéndome convencido de que debía volver a mí mismo,
penetré en mi interior, siendo tú mi guía, y ello me fue posible porque tú,
Señor, me socorriste. Entré, y vi con los ojos de mi alma, de un modo u otro,
por encima de la capacidad de estos mismos ojos, por encima de mi mente, una
luz inconmutable; no esta luz ordinaria y visible a cualquier hombre, por
intensa y clara que fuese y que lo llenara todo con su magnitud. Se trataba de
una luz completamente distinta. Ni estaba por encima de mi mente, como el
aceite sobre el agua o como el cielo sobre la tierra, sino que estaba en lo más
alto, ya que ella fue quien me hizo, y yo estaba en lo más bajo, porque fui
hecho por ella. La conoce el que conoce la verdad.
¡Oh eterna verdad, verdadera caridad y cara eternidad! Tú
eres mi Dios, por ti suspiro día y noche. Y, cuando te conocí por vez primera,
fuiste tú quien me elevó hacia ti, para hacerme ver que había algo que ver y
que yo no era aún capaz de verlo. Y fortaleciste la debilidad de mi mirada
irradiando con fuerza sobre mí, y me estremecí de amor y de temor; y me di
cuenta de la gran distancia que me separaba de ti, por la gran desemejanza que
hay entre tú y yo, como si oyera tu voz que me decía desde arriba: «Soy
alimento de adultos: crece, y podrás comerme. Y no me transformarás en
substancia tuya, como sucede con la comida corporal, sino que tú te
transformarás en mí».
Y yo buscaba el camino para adquirir un vigor que me hiciera
capaz de gozar de ti, y no lo encontraba, hasta que me abracé al mediador entre
Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, el que está por encima de todo,
Dios bendito por los siglos, que me llamaba y me decía: Yo soy el camino de la
verdad, y la vida, y el que mezcla aquel alimento, que yo no podía asimilar,
con la carne, ya que la Palabra se hizo carne, para que, en atención a nuestro
estado de infancia, se convirtiera en leche tu sabiduría por la que creaste
todas las cosas.
¡Tarde te amé,
Hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Y tú estabas dentro de mí y yo
afuera, y así por fuera te buscaba; y, deforme como era, me lanzaba sobre estas
cosas hermosas que tú creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo.
Reteníanme lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no
existirían. Me llamaste y clamaste, y quebrantaste mi sordera; brillaste y
resplandeciste, y curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume, y lo aspiré, y
ahora te anhelo; gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti; me tocaste, y
deseé con ansia la paz que procede de ti.
-Del libro de las Confesiones de San Agustín - Libro 7,
10. 18, 27-
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el
Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón
de María; por la conversión de todos los
pueblos; por la Paz en el mundo; por nuestros hermanos sufrientes por diversos
motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto,
la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la
fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este
sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por
las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por la salud de Candela, de 8 años de edad, de Santa Fe, Argentina, que ha tenido
un coma diabético. Le pedimos a Jesús, por la mediación de su amada Madre, que
le conceda la gracia de sanarse.
Pedimos oración para le niña Bárbara B., de 14 años, de Argentina, que tiene un problema severo de caída del cabello sin que hasta ahora se pueda solucionar.
Pedimos oración por la salud de Miguel Ángel, de Paraguay, que hoy está siendo operado de próstata. Invocamos a la Virgen de los Milagros de Caacupé, para que ella interceda por su pronta recuperación.
Pedimos oración por la salud de Miguel Ángel, de Paraguay, que hoy está siendo operado de próstata. Invocamos a la Virgen de los Milagros de Caacupé, para que ella interceda por su pronta recuperación.
Pedimos oración para Carmita
Kuri, 71 años, de Toronto, Canadá, que hoy es operada de los senos, rogando
a Dios que la sane.
Pedimos oración por la salud de Dina, de Buenos Aires, Argentina, una señora que está internada en grave estado por dolencia cardíaca. Que el Señor esté junto a ella y propicie su curación.
Pedimos oración por la salud de Dina, de Buenos Aires, Argentina, una señora que está internada en grave estado por dolencia cardíaca. Que el Señor esté junto a ella y propicie su curación.
Tú quisiste,
Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de
manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora
las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a
cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de
sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse
unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos
por Cristo nuestro Señor.
Amén
Un estímulo todos los días
Agosto 28
Los cristianos creemos en la vida porque toda nuestra fe
está sostenida por la resurrección de Jesús. Todo tiene sentido porque él está
vivo. Sus palabras, sus consejos, sus ejemplos, su doctrina, todo eso no basta
para darnos vida. Lo que nos da vida nueva es su presencia. Lo que nos alegra
el corazón es tenerlo a él y compartir con él nuestra existencia. Lo que nos da
esperanza es que él vive y nos acompaña para que superemos todo lo que nos
pase.
Si soportamos un fracaso, si algo nos sale mal, si una
cosa buena se termina, no nos quedemos en la tumba lamentándonos. Busquemos a
Jesús vivo y poderoso que siempre tiene algo nuevo para ofrecernos. Cuando nos
quedamos encerrados en nuestros lamentos y pretendemos retener las cosas que se
tienen que terminar, a nosotros también nos dice la Palabra de Dios: “¿Por qué
buscan entre los muertos al que está vivo?” (Lc 24,5).
Cuando algo se muere y pretendemos recuperarlo, nosotros
también comenzamos a morirnos con eso. Por eso Jesús trata de despertarnos a
tiempo, y cuando nos empecinamos en nuestras tristezas y quejas, nos dirige el
mismo reproche que hizo a los discípulos de Emaús: “¡Oh insensatos y lentos de
corazón para creer!” (Lc 24,25).
Hoy te propongo que renuncies a la muerte y que elijas la
vida.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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